Hoy, sin lugar a dudas, es un día cargado de magia. Pues hoy es el día preciso en el que se abre una puerta dimensional tras dieciocho años gestándose, por la que mi hija Carlota se adentra ilusionada y con paso firme para transitar por un nuevo y maravilloso mundo por descubrir: su propia vida. Qué decir que desde la distancia existencial puedo observar cómo Carlota, minutos antes de dejarse engullir por la espiral espacio-temporal succionadora, estudia curiosa con su mente analítica por racional las propiedades químicas, fuerzas físicas intervinientes, composición algorítmica, e incluso naturaleza tecnológica de dicho portal dimensional de no retorno. Así como puedo percibir a su vez y desde la distancia las ondas vibratorias producidas por el tamboreo de guerra de su propio corazón excitado, como acto reflejo de una fuerza emocional decidida que la impulsa irrefrenablemente a salir a conquistar el mundo a lomos -como mujer empoderada que es- del dragón de la leyenda de Sant Jordi.
Carlota, mi querida hija mayor,
hoy cumple dieciocho bellos años. Y en su tránsito hacia un horizonte sin más
futuros posibles que el que ella desee crearse, aun contra viento y marea en un
ensombrecido mundo de adultos, emprende su viaje iniciático con la antorcha
personal, mano enarbolada en alto, del credo que reza en su fuero interno de no
permitirse dejar de soñar. Sin más compañero de camino que la bestia del dragón
de su fuerte carácter domesticado, y sin más cortejo desacomplejado que su
propia inteligente y sensible personalidad, sabedora que los príncipes azules, tal y como bien decreta mi mujer Teresa, acaban destiñendo.
Pues si algo no es Carlota es precisamente
una princesa arquetípica al uso propia de la leyenda de Sant Jordi y el dragón,
una versión ésta distorsionada sea dicho de paso del mito griego del Minotauro
(que inspiró el nombre de su hermana pequeña, Ariadna), sino que en contraposición su
esencia se proyecta al mundo como una verdadera amazona fuerte e independiente.
Sin más armas para afrontar los retos de la vida, como buena amazona que es,
que su arco (corazón) y sus flechas (mente), en perfecta tensa alineación disciplinada
para lograr sus objetivos. Consciente que si bien la fuerza de sus flechas se
untan en el ungüento de aforismos morales que su mortal e imperfecto padre, con
cariño y tesón, ha ido elaborando a lo largo de su tierna infancia y
adolescencia para su aljaba (ver: Aforismos para Carlota), es a partir de ahora
cometido suyo el construir su propia filosofía de vida a la luz de una
autoestima personal regia. Pues tuyo es, Carlota, el deber y la responsabilidad
de crear tu propio mundo, ese futuro que quieres, desde el único tiempo que
ciertamente posees: el presente. Que se llama precisamente presente porque es
un regalo, no lo olvides. Carpe diem.
Hoy cumples dieciocho años,
cariño. Momento justo en el que la conjunción de nuestros universos comienza a
separarse, progresiva e ineludiblemente por ley de vida, para dar paso a dos
cosmologías existenciales diferentes con personalidad propia, pero no por ello
incomunicadas. Pues los padres, como bien sabes, llegados a tu edad nos
trascendemos como constelación del firmamento, a imagen y semejanza de la osa
mayor, a la que siempre puedes buscar para reencontrar y reafirmar tu norte, si
así lo precisas.
Hoy celebro con mayor gozo si
cabe este señalado día de la festividad de Sant Jordi, porque con sentido
orgullo veo cómo ha florecido repleta de belleza y fuerza vital una de mis más queridas
rosas: tú, Carlota. Una de mis dos obras magnas que, como humilde poietes
en el más estricto sentido griego de cocreador, inicié hace dieciocho años
atrás con el ferviente deseo de que llegara un día, tal como hoy, en el que tú
misma recogieras libre e independiente el relevo para seguir escribiendo éste
que no es mi libro existencial, sino el tuyo propio por derecho de nacimiento. Tuya
es la pluma de tu destino, con la que debes escribir tu historia personal en el
libro del paso por la vida. Una pluma que como descubrirás a veces se convierte
en una pesada carga, pero que siempre se mostrará liviana desde una férrea
actitud de fidelidad a ti misma: la única manera posible de vivir desde tu
autenticidad contigo misma y frente a los demás (lo que a mí me gusta llamar Autoridad
Interior), puerta exclusiva de acceso a la felicidad personal como estado de
consciencia. Y ten presente que no hay Libertad sin libre albedrío, ni éste sin
una consciencia propia a la luz del pensamiento crítico, pues de lo contrario puedes
caer en el peligro de vivir desde el Yo de los otros donde los sueños propios se marchitan, siendo pasto para el
control de masas en beneficio de terceros. Ya que la Libertad personal, si de verdad la deseas, solo se
conquista cuando uno se atreve a Saber: Libertas capitur, sapere aude.
Y como colofón y sin ánimo
deliberado de alargarme más ;-), recuerda siempre la antigua e ilustradora divisa
de la saga de los Mármol de la que desciendes, cariño, la cual reza: Post
deum veritas, nosce te ipsum (Superado dios, la Verdad. Conócete a ti misma).
Que las Moiras te sonrían en tu apasionante viaje del vivir. T’estimo!
Barcelona, a 23 de
abril de 2021
Día de Sant Jordi
/ 18º aniversario de Carlota