Amigo o amiga, imagina por un
instante que eres un Hércules moderno, el cual debe realizar una penitencia de
obligado cumplimiento impuesta por la más alta autoridad de tu sociedad para
poder resarcirte de un grave daño causado en antaño, y con éste objetivo
–beneplácito del Oráculo de Delfos mediante- se te encomienda que realices el
total de
Los Doce Trabajos de Hércules. Por lo que, tras haber acometido con
éxito los diez primeros, debes ahora enfrentarte al undécimo trabajo que es robar
las manzanas doradas del jardín de las Hespérides. No cabe decirte, sea dicho
de paso, que por mucho que viajes hasta Tartessos, lo que actualmente se conoce
por las provincias andaluzas de Huelva, Sevilla y Cádiz de la España
contemporánea, no hallarás las míticas manzanas doradas. Las cuales eran
famosas no solo porque proporcionaban la inmortalidad, sino también porque se
hallaban en un jardín que formaba parte del huerto de Hera, la esposa de Zeus,
que asimismo era custodiado tanto por las ninfas Hespérides, como por su padre
el titán Atlas que cargaba sobre sus hombros el cielo, así como por un dragón
de cien cabezas llamado Ladón. Así que únicamente te queda afrontar el trabajo
metafóricamente; es decir, acabar con aquello que la historia de las manzanas
doradas del jardín de las Hespérides representa, que no es otra cosa que el
Engaño. Dicho lo cual, la pregunta pertinente es: ¿cómo evitar el Engaño?.
Sabemos que el Engaño es una
verdad ilusoria o una verdad tramposa. Es decir, el Engaño es la acción de
hacer creer como verdad algo a alguien que en realidad no es cierto. Pero no es
verdad, asimismo, que para que exista Engaño deban concurrir necesariamente
tanto la mentira intencionada como la intencionalidad en la búsqueda de un
beneficio o ventaja personal, como se puede suponer. Tal es el Engaño producido
por una equivocación, una exageración o una subestimación, caso contrario que
sucede con el Engaño derivado de la mentira, la ocultación o la falsedad. De
igual manera, cabe apuntar que cuando en el Engaño concurre la mentira y el
beneficio personal el sentimiento consiguiente percibido en el sujeto engañado
es la traición, mientras que cuando no concurren tales factores en el Engaño el
sentimiento consiguiente percibido suele ser la decepción, pues no se considera
que se incurra en traición allí donde no hay existencia de una consciencia
dolosa previa sobre el objeto perceptible del Engaño.
Así pues, tras esta breve reflexión
introductoria, si bien podemos extraer que el Engaño representa una
transgresión negativa de las expectativas en el marco de las relaciones
interpersonales, se puede vislumbrar claramente que la naturaleza del Engaño
abarca un espectro tan variado como elementos participan en el proceso. Por lo
que para poder afrontar el Engaño, previamente cabe observar sus diferentes
manifestaciones más notables. Veámoslas según los diferentes ámbitos que abarca
a nivel intrapersonal, interpersonal y social
I.-El Engaño Intrapersonal
El Engaño Intrapersonal abarca
el ámbito interno de la persona, es decir aquel que se circunscribe y viene
determinado por la capacidad que tiene un individuo de ver con realismo quién y
cómo es. Por tanto, hablar de Engaño Intrapersonal es hacer referencia al
Autoengaño, entendido como aquel tipo de Engaño que se infringe una persona
sobre sí misma, ya sea de manera consciente o inconsciente.
1.-Autoengaño Consciente
Cuando en éste caso concurre
la consciencia mediante, el Autoengaño se presenta como una enajenación
voluntaria sobre la propia persona y en relación a su ámbito circunstancial
derivado de una falta de aceptación de su propia identidad como persona, estado
al que se llega mediante un esfuerzo previo y recurrente de obligarse a creer
aquello que en verdad no se cree en el trasfondo de su psique por ser contrario al Principio de Realidad. En este sentido,
se puede presuponer la existencia de una consciente tensa lucha interior
constante en la persona entre lo que es y lo que quiere ser, bajo el falso
principio metodológico de que una mentira repetida de manera recurrente acaba
convirtiéndose en una verdad.
El Autoengaño Consciente debe
considerarse como resultante de un perfil de personalidad con un nivel de
autoestima bajo que cede a las presiones de los estereotipos sociales de turno,
en busca de intentar sentirse tanto integrado como autorrealizado, y que es abono
para sistemas de referencia donde no prima el Principio de Oportunidad, como es
el caso de las sociedades occidentales modernas. (Ver:
Sin capacitación en gestión del conocimiento no hay Principio de Oportunidad que valga e
Igualdad de bienestar para todos los ciudadanos). Un tipo de Engaño derivado
directamente de la falsedad, en el que concurre tanto la mentira intencionada
como la intencionalidad en la búsqueda de un beneficio personal, y que desemboca
en la traición como sentimiento percibido por aquellos que son conscientes de
haber sido engañados.
Visto lo cual, el Hércules
moderno en pos de afrontar el reto de evitar el Engaño en su naturaleza Intrapersonal
Consciente, debe a nivel individual revalorizar la autoestima personal mediante
el sentido de la identidad propia en base a la mismidad, y por tanto exenta de
determinismos sociológicos ajenos, así como a nivel social intentar
contrarrestar los posibles desequilibrios derivados de la falta del Principio
de Oportunidad.
2.-Autoengaño Inconsciente
En cambio, cuando concurre la
inconsciencia mediante, el Autoengaño se presenta como la incapacitación de una
persona de observar el Principio de Realidad, es decir de percibir cognitivamente
la realidad tal y como Es. En éste caso, dicha limitación intelectual puede
venir precedida de un trastorno patológico mental, como pueda ser un
esquizofrénico, de un trastorno emocional transitorio, como pueda ocurrir bajo
los efectos de la pasión o del miedo, o de una deficiencia cultural, como pueda
ser la carencia de conocimiento suficiente para vislumbrar la veracidad de un
hecho o circunstancia.
El Autoengaño Inconsciente,
por tanto, debe considerarse como fruto de un perfil de personalidad con una
consciencia deficiente, alterada o limitada incapaz de percibir el Principio de
Realidad más allá de la propia creencia personal que se tiene sobre lo que es
verdad y lo que no lo es. Un tipo de engaño derivado directamente de la
equivocación, la exageración y/o la subestimación personal, y que desemboca en
la decepción como sentimiento percibido por aquellos que son conscientes de
haber sido engañados.
Visto lo cual, el Hércules
moderno en pos de afrontar el reto de evitar el Engaño en su naturaleza Intrapersonal
Inconsciente, debe reforzar el Principio de Realidad mediante metodologías
eficientes acordes para cada caso en particular, ya se trate de consciencias
deficientes, como alteradas y/o limitadas, tales pueden ser los recursos,
respectivamente, de naturaleza psiquiátrica, de gestión emocional y/o de
gestión del conocimiento.
II.-El Engaño Interpersonal
Pero más allá del Engaño
Intrapersonal nos encontramos con el Interpersonal, mucho más conocido por
habitual. En éste sentido, cabe entender el Engaño Interpersonal como aquel que
abarca el ámbito externo de la persona, es decir que implica a dos o más
personas y cuya relación se extiende al conjunto de las actividades humanas. En
éste punto, cabe distinguir entre el Engaño Interpersonal Privado y el Público,
cuyos rasgos característicos diferenciables vemos a continuación:
1.-Engaño Interpersonal
Privado
A la hora de referirnos con
propiedad al Engaño Interpersonal en su ámbito privado es necesario observar la
diferencia existente entre aquel tipo de Engaño que se manifiesta de manera
consciente de aquel que lo hace inconscientemente. Veamos:
1.1. Engaño Interpersonal
Privado Consciente:
Cuando concurre la consciencia
mediante, el Engaño Interpersonal Privado se presenta como una instrumentalización
intelectual de la falsedad de la verdad, mediante ya sea el uso directamente de
la mentira, o de la manipulación o de la ocultación parcial o total de dicha
verdad. En dicho Engaño éste puede surgir tanto del Autoengaño Consciente
propiamente dicho, el cual ya hemos visto con anterioridad, como de una
voluntad firme y decidida por engañar al prójimo desde el pleno uso de las
facultades mentales y sin autoengaño mediante. En ambos casos, concurre tanto
la mentira intencionada como la intencionalidad en la búsqueda de un beneficio
personal, y acaba desembocando en la traición como sentimiento percibido por
aquellos que son conscientes de haber sido engañados.
Este tipo de Engaño, por ser
consciente y atentar contra la verdad fehaciente, es un comportamiento humano
que se enmarca dentro de la Ética, y más particularmente de los vicios
conductuales. Una actitud deshonesta que, no obstante, es promovida tan
descarada como alegremente por una sociedad contemporánea que vive de la
apariencia y de la imagen externa, fruto de una cultura consumista. (Ver:
Vivimos en una sociedad en la que valemos más por ser clientes/consumidores,antes que ciudadanos y personas y
El homo selfies, el alter ego virtual).
Ergo, podemos afirmar que el engaño
sociabilizado es reflejo de una sociedad inmoral, en términos contrapuestos al
deber moral fundamental o imperativo categórico kantiano de decir y vivir desde
la verdad. Y en ésta sociabilización del engaño, donde prima la apariencia por
encima de la verdad, donde importa más la identidad creada artificialmente que
la identidad verdadera de la persona, encontramos diversos grados de engaño
según su utilidad para beneficio personal: el Engaño de Autodefensa, para
evitar posibles situaciones de dolor, sufrimiento o castigo; el Engaño Social,
como medio de astucia para pertenecer a una afiliación social determinada; el
Engaño de Identidad, para preservar una imagen ilusoria creada; o el Engaño
Delictivo, como el que busca un rédito económico mediante la estafa; entre otros
tantos habidos y por haber susceptibles de catalogación.
Pero aún siendo el Engaño una
conducta contraria a la moral, por sustentarse en un acto tan reprobable como
es la mentira, no cabe rasgarse las vestiduras como supuestos seres iluminados
que se rigen por una moral pura, pues es el Engaño un hábito conductual natural
de la condición humana, al menos, desde los albores de las civilizaciones con
la creación de la figura de la propiedad privada (germen de los desequilibrios
en las relaciones humanas). De hecho, si profundizamos en la naturaleza antropológica
del Engaño, ésta cuenta con tres elementos nucleares de raíz:
-El instinto de supervivencia
del ser humano, que en un hábitat de desigualdad social le aboca a desarrollar
el sentido de la picardía (que no es otra que sacar provecho de ciertas
situaciones mediante artimañas varias).
-Un bajo nivel de autoestima
personal, propio de sociedades enajenadoras de la individualidad singular bajo
métodos educativos tanto estandarizadores de personalidad como bloqueadores del
autoconocimiento, que canalizan premeditadamente la necesaria reafirmación de
la identidad individual sobre la base de una imagen social obtenida por
acaparación de consumibles externos, dentro del contexto de economías de
mercado profundamente competitivas.
-Y, un alto sentido del
egoísmo como medio imprescindible para alcanzar el éxito social (Ver:
La exaltación del Egoísmo: el éxito del capitalismo), propio de sociedades
capitalistas que promueven la cultura del dinero como bien supremo para la tan
anhelada vida hedonista propia del consumismo.
Por tanto, instinto de supervivencia,
baja autoestima y promoción del egoísmo son las tres hebras con las que se teje
el Engaño Interpersonal Privado en sociedades tan desequilibradas como necesitadas
de aparentar por superficiales. Por lo que, si bien cabe defender la
trascendencia del ser humano desde la justa observancia de la moral universal
como ideario a perseguir, desde un punto de vista social su reprobación moral
no tiene más calificativo que el de pura hipocresía. Es decir, el Engaño entre
personas está tan normalizado por sociabilizado en la actualidad que es una
conducta plenamente admitida, e incluso en algunos casos hasta vitoreada como
virtud de la persona exitosa que ha tenido la habilidad y la inteligencia
suficiente de engañar para beneficio propio, siempre y cuando no nos afecte a
nivel personal, aunque en ello se vean mermadas las arcas del erario público.
Como vemos, dos varas de medir según el ámbito de afección.
Visto lo cual, el Hércules
moderno en pos de afrontar el reto de evitar el Engaño en su naturaleza
Interpersonal Privada Consciente, no tiene más camino para alcanzar el éxito de
su empresa que esforzarse en implantar en la sociedad, aun contra natura del ser
humano no trascendido, la virtud cardinal de la Justicia entendida como aquella
que obra desde y por la verdad como deber moral fundamental. Un arduo trabajo
solo apto para héroes clásicos que debe iniciarse desde una adecuada e
inderogable reeducación en valores morales.
1.2. Engaño Interpersonal
Privado Inconsciente:
Contrariamente, cuando
concurre la inconsciencia mediante, el Engaño Interpersonal Privado se presenta
como una falta de la verdad admitida culturalmente y por tanto integrada por
consenso colectivo en el sistema de creencias del ser humano. En éste caso no
se puede hablar de mentira, ni de instrumentalización de ésta, porque no existe
consciencia de la no veracidad del objeto de la misma. Nos encontramos, de
hecho, en el ámbito que Platón definía como las sombras proyectadas en el
interior de la caverna, que Descartes describía como el Engaño
Deus en el que
un ser superior creador obliga al hombre a engañarse sistemáticamente creyendo
estar en la verdad cuando realmente está situado en el error (base de la famosa
Duda Cartesiana), y que Nietzsche explicaba como efecto directo de un
conocimiento humano cuya fuente original no se basa en la lógica sino en la
imaginación. Es decir, hacer referencia al Engaño Interpersonal Privado Inconsciente
es equiparable a hablar de un Autoengaño Inconsciente colectivo, cuya raíz
parte tanto de la limitada capacidad cognitiva del ser humano sobre la realidad
a la que pertenece, como del sistema de creencias que todo hombre tiene como
producto cultural que es en el momento incluso anterior a su propia concepción,
y aún más en la naturaleza poliédrica del concepto que denominamos verdad (Ver:
La Verdad: la gran quimera de los mortales con múltiples caras).
Si bien en éste tipo de Engaño
aunque no concurre la mentira condicionada, sí que podemos afirmar que concurre
la intencionalidad en la búsqueda de un beneficio personal, en ésta caso colectivo,
como derivación del intento de otorgar sentido a la existencia espacio-temporal
humana aun partiendo desde la ausencia de la verdad o desde un posicionamiento
de conocimiento erróneo. Un sentido existencial que, por no ser cierto, genera
una seguridad o tranquilidad en la mente o imaginario colectivo que puede
calificarse como falsa. Por lo que dicho postulado puede acabar abocado tanto a
un sentimiento de decepción como de traición en aquellas personas conscientes
de haber sido engañadas a la luz de la Razón y el conocimiento. Tal pueda ser
el caso de descubrir que el planeta Tierra no es el centro del Universo o que
una vida dedicada al esfuerzo del estudio de una profesión no asegura un puesto
laboral.
Visto lo cual, el Hércules
moderno en pos de afrontar el reto de evitar el Engaño en su naturaleza
Interpersonal Privada Inconsciente, tan solo puede echar mano de la Filosofía
como método del conocimiento humano que permite dudar de la verdad de las
propias creencias con el objetivo, pensamiento crítico mediante, de intentar
aproximarse a alcanzar la verdad última. Una empresa que, no obstante, seamos
realistas, no deja de ser pura ilusión por tratarse de un trabajo que requiere
tanto de la capacidad de la eternidad como de la omnisciencia, atributos naturales
que le han sido vetados al hombre.
III.-El Engaño Social
Otro apartado se merece, por
su carácter con personalidad propia, el Engaño Social, que debe entenderse como
aquel que se realiza en y desde el ámbito público. En éste caso, hacer
referencia al Engaño Social equivale a referirse al Engaño Institucionalizado,
el cual puede darse tanto desde su vertiente política como económica, ya que no
existe Estado sin Mercado ni economía de Mercado sin una sociedad organizada
bajo los parámetros políticos de un Estado. Siendo conscientes, a su vez, que
en un mundo globalizado, el gobierno del Estado y el gobierno del Mercado se
sobreponen en una tensa dinámica continua en la que quedan difuminados los
límites y radios de influencia de ambos en una relación de coexistencia tan
estrecha como recíproca.
1.-Engaño Institucional del
Mercado
Concurre Engaño Institucional
del Mercado desde el preciso momento en que éste requiere vender sus bienes y
servicios consumibles para su subsistencia y desarrollo mediante técnicas de marketing
que buscan, sin pudor alguno y mucho menos moral mediante, sumar consumidores
tan adeptos como adictivos. Pues sin consumidores no hay Mercado. Ni hay
Mercado que alcance su máxima superior de acaparar recursos naturales y
financieros, bajo la lógica y los principios rectores de un sistema capitalista
de libre competencia, sin la expoliación de dichos recursos a los consumidores en
calidad de pequeños propietarios mediante estrategias sibilinas propias del
Flautista de Hamelín. Es decir, el Mercado (liberal) para asegurarse su propio
enriquecimiento requiere tanto del empobrecimiento de los consumidores, ya que
se trata de una relación basada en una pura aritmética de valores inversamente
proporcionales (por lo que toda crisis económica es un escenario favorable para
los intereses del Mercado en el que los que más tienen compran barato a los que
menos tienen), así como requiere de sociedades dóciles por enajenadas bajo los
efectos del opio propio de una cultura consumista de corte hedonista.
Asimismo, cabe apuntar que la
sombra del Engaño Institucional del Mercado es tan alargada, como señor del
dinero en que se ha erigido, que no solo ejerce una influencia directa sobre
los consumidores a título individual, sino que en su tendencia orgánica natural
a sobredimensionarse ejerce asimismo influencia directa sobre los gobiernos de
los propios Estados con el objetivo de asegurarse sus propios intereses, a
expensas tanto de la dignidad humana como en detrimento del modelo de sociedad
democrático. (Ver:
El Mercado, el nuevo modelo de Dictadura mundial). Siendo el
Engaño Institucional último por magistral del Mercado, tanto sobre los ciudadanos/consumidores
como sobre los Estados, la creencia implantada elevada a categoría de verdad dogmática
irrefutable de que no existe otro modelo económico posible y alternativo al que
el Mercado impone, en el que el capital prima por encima de las personas, y éstas
son susceptibles de ser desechadas cuando no tienen valor productivo en el
balance económico de pérdidas y ganancias.
Un tipo de Engaño derivado
directamente de la falsedad y la ocultación, en el que concurre tanto la
mentira intencionada como la intencionalidad en la búsqueda de un beneficio personal,
desembocando en la traición como sentimiento percibido por aquellos que son
conscientes de haber sido engañados.
Visto lo cual, el Hércules
moderno en pos de afrontar el reto de evitar el Engaño en su naturaleza Institucional
del Mercado, tan solo puede que reforzar el papel del Estado, mediante la
revalorización de los principios rectores democráticos amparados en la
Declaración Universal de los Derechos Humanos, con el objetivo tanto de
resituar al Mercado en su justa medida como medio instrumental necesario para
la evolución social y no como un fin en si mismo, así como para llevar a cabo
una transformación humanista del mismo. (Ver:
El Capitalismo neoliberal ha muerto ¡Viva el Capitalismo Humanista!).
2.-Engaño Institucional del
Estado
Por su parte, concurre Engaño
Institucional del Estado, en términos de gestión política de la
res publica, al estar éste supeditado a
un sistema de partidos formado por personas humanas, profundamente humanas, que
hacen de la política y sus resortes de poder un círculo vicioso para beneficio
tanto personal como partidista, a expensas de sus conciudadanos/votantes.
Siendo el diagrama del círculo vicioso el que sigue: 1.-Los políticos viven de
la política / 2.-Los políticos, para vivir de la política, son dadores de
favores / 3.-Para ser dadores de favores, los políticos necesitan dinero /
4.-Los políticos buscan dinero en el Mercado (sector bancario y empresarial) /
5.-Los políticos deben favores al Mercado / 6.-Los políticos se aseguran
continuar viviendo de la política / 7.-Los políticos vuelven a comenzar el
círculo viciado sin fin. (Ver:
El círculo vicioso de los políticos, en el que los ciudadanos quedamos excluidos). Un círculo vicioso que, no obstante, cabe
decir que se remonta a las primeras civilizaciones, encontrando su mayor
exponente en la vida política del Antiguo Imperio Romano. Es decir, el Engaño
Institucional del Estado como medio de gestión del poder público por parte de
los hombres codiciosos, con independencia de sistemas políticos de orbe
democrático o antidemocráticos, siempre ha existido y siempre existirá por
principio de identidad con la naturaleza primaria humana. Un tipo de Engaño Institucional
que, en la actualidad, se viabiliza mediante técnicas más complejas como es el
control de los
mass media y de la
instrumentalización de una oratoria ambivalente capaz de afirmar una cosa y su
contrario a la vez con plena impunidad en una cultura política imperante de
panem et circenses (aunque hoy en día, a
falta de suficiente pan, taza doble de circo). Pues no hay mejor estrategia
para el Engaño que la distracción y el camuflaje.
Un tipo de Engaño derivado
directamente de la falsedad y la ocultación, en el que concurre tanto la
mentira intencionada como la intencionalidad en la búsqueda de un beneficio
personal, que desemboca en la traición como sentimiento percibido por aquellos
que son conscientes de haber sido engañados.
Visto lo cual, el Hércules
moderno en pos de afrontar el reto de evitar el Engaño en su naturaleza Institucional
del Estado, tan solo puede esforzarse por que la sociedad evolucione hacia un
sistema democrático más desarrollado, en el que la transparencia de la gestión,
los criterios objetivos del bien púbico en términos de Bienestar Social, y el
control sobre el perfil y el trabajo de los gestores de la res publica sean los verdaderos ejes vertebradores de la política
en las sociedades modernas.
Como hemos visto, afrontar el
trabajo metafórico que representa el robar las manzanas doradas del jardín de
las Hespérides no es tarea fácil. Ya el Hércules mitológico tuvo que acarrear
temporalmente con el enorme peso que supone sostener el cielo, en sustitución
del joven titán Atlas, para conseguir su empeño. En este caso, si bien no es el
cielo con lo que hay que cargar, sí lo es con la propia naturaleza engañosa del
conjunto de la humanidad, que ciertamente no sé qué es lo que pesa más. Pues si
bien el cielo contiene estrellas éstas son limitadas, mientras que el engaño
derivado de la codicia humana es infinito.
Nota: Para artículos de reflexión sobre filosofía contemporánea del autor se puede acceder online a la recopilación del glosario de términos del Vademécum del ser humano