Si algo se está
revelando, en esta excepcional experiencia de confinamiento
domiciliario general producido por la pandemia del coronavirus que
nos toca vivir, para la mentalidad tanto consciente como inconsciente
colectiva, es justamente la sensación para unos y la intuición para
otros de vivir dentro de una burbuja. A imagen y semejanza del
síndrome de los niños burbuja que viven aislados del mundo exterior
como medida de protección frente a una inmunodeficiencia combinada
severa de su organismo. (Ver: Confinamiento o el síndrome del león enjaulado). Pero más allá de ésta percepción emocional de vivir
bajo el efecto burbuja, el hombre también puede vislumbrar -gracias
al largo periodo actual de introspección obligada- una percepción
de carácter más intelectual respecto a dicho efecto burbuja como
sociedad. Y es justamente sobre éste efecto de la Sociedad Burbuja
que deseo centrar la presente reflexión.
No obstante, y como punto
de partida para un desarrollo minimamente coherente de la Sociedad
Burbuja como materia objeto de análisis, considero que ésta debe
ser abordada desde dos ángulos perspectivos diferentes: desde un
ángulo externo, como sistema estructural social y, desde un ángulo
interno, como realidad vivida por el hombre como individuo que forma
parte de dicho sistema estructural social. A partir de este
planteamiento, despleguemos la exposición:
I.-Visión externa de
la Sociedad Burbuja.
Concibamos, para éste
enfoque teórico, tres premisas iniciales de marcado carácter
especulativo. La primera, que una burbuja social es un cuerpo
homogéneo, en el sentido que está formado por elementos que aun en
su diversidad tienen características comunes. La segunda, que la
sociedad se nos presenta como una cadena de burbujas sociales, las
cuales unas están dentro de las otras por orden de tamaño, con
independencia de si dicha secuencia es propia de una dinámica de
círculos concéntricos o excéntricos (entiéndase como que
participan o no del mismo centro gravitacional). Y la tercera, que
dicha secuencia encadenada de burbujas se comporta de manera fractal,
es decir, que su estructura básica se repite a diferentes escalas.
Por lo que el cómputo de dichas premisas nos concluye, entre otros
aspectos, que la Sociedad Burbuja es el sistema referencial sobre el
que se construye la estructura social y, por tanto, representa un
fenómeno sociológico que trasciende a la actual singularidad del
confinamiento temporal que afecta prácticamente a todo el orden
mundial.
En esta línea argumental
podemos observar cómo la burbuja social nuclear por excelencia que
constituye una familia humana se encuentra dentro de una burbuja
mayor que es una población, que a su vez participa de una burbuja
superior definida como cultura, la cual participa de la burbuja del
mercado laboral, que a su vez se encuentra en el interior de la
burbuja política de un país, que asimismo y en un mundo global se
sitúa dentro de la burbuja de la Economía, y ésta dentro a su vez
de la burbuja Ambiental propia de la naturaleza del planeta. Una
concurrencia de burbujas cuyo orden y serie fractal podemos cambiar a
antojo, según el prisma del que partamos en el análisis secuencial
de una compleja Sociedad Burbuja como es la humana. De lo que se
deduce:
1.-En primera instancia,
que ningún elemento que participa de una burbuja tiene control sobre
la misma, ya que coexiste en una relación de estrecha dependencia
con respecto al resto de burbujas.
Y, 2.-En segunda
instancia, y derivado de la propias características innatas de la
burbuja como entidad natural propia, que toda burbuja social corre el
peligro de estallar ante una sobresaturación o redimensionamiento
incontrolado, anormal y prolongado de los elementos que la componen.
Generando de esta manera una caída o estallido en cadena de las
burbujas sociales consiguientes. Como ya conocemos por el pasado
reciente protagonizado por el efecto del crack de la burbuja
económica, ya de por si en un precario estado sostenido de crisis
sistémica que perdura hasta el día de hoy y que por tanto se
encuentra en fase de evolución previsible hacia un nuevo estallido a
futuro, el cual hizo temblar los resortes de la sociedad humana en su
conjunto. Y que, asimismo, actualmente presenciamos con el crack de
la burbuja ambiental o sanitaria causada por la crisis global de
coronavirus, estallido que, sin lugar a dudas, conllevará una
sucesión de caídas en cascada en las burbujas colaterales
económica, política, y laboral, hasta alcanzar irremediablemente la
burbuja familiar.
II.-Visión interna de
la Sociedad Burbuja.
Pero junto a la Sociedad
Burbuja como sistema estructural social expuesta (visión externa),
nos encontramos con la realidad vivida por el hombre como individuo
elemental que forma parte de la misma (visión interna), y cuyo
efecto es de naturaleza bien diferente. Aquí no encontramos, por
pura constatación empírica, con tres notables premisas definitorias.
La primera, que el conjunto de las diversas burbujas fractales, que
configuran a título individual el espectro secuencial de la Sociedad
Burbuja, se caracterizan antropológicamente por manifestarse de
manera aislada ideológica y culturalmente las unas de las otras. La
segunda, y por derivación, que el hombre tiende a vivir y dar
sentido a la vida, literalmente, bajo la lógica imperante en el
interior de su burbuja existencial más inmediata, siendo dicha
burbuja social como hábitat de realidad del hombre su único,
personal y propio universo de desarrollo existencial. Y la tercera,
por emanación de las anteriores, que en cada burbuja social se
realiza un proceso de discriminación o sesgo de conocimiento, como
efecto causal de los intereses y prioridades de las personas miembros
de dicha comunidad burbuja, bajo determinismos intelectuales,
culturales, ideológicos, y económicos, mayormente. Un efecto éste
que se retroalimenta dentro de la burbuja social de cada grupo, clase
o estrato humano, equiparable a la dinámica algorítmica de las
redes sociales que ofrecen información personalizada según criterio
de gustos, y no otro tipo de información potencialmente más variada
y enriquecedora, conforme a predicciones basadas en los historiales
de intereses de búsqueda de lo individuos como grupo social. De lo
que se deduce:
1.-En primera instancia,
que las burbujas sociales en las que vive el hombre no solo padecen
un cierto grado generalizado de endogamia en materia de gestión del
conocimiento, sino que dicho círculo vicioso elevan los intereses
particulares de la burbuja social a la categoría ilusoria de los
únicos existentes.
2.-En segunda instancia,
que dicha cerrazón, subjetividad y falta de visión trascendente de
las burbujas sociales como entes independientes, les concibe una
falsa sensación de desconexión con el resto del sistema de la
Sociedad Burbuja en su conjunto, tal como si no formasen parte de una
misma comunidad social global (llámese humanidad).
Y, 3.-En tercera
instancia, y derivado de las dos anteriores, dichos rasgos
conductuales definitorios les hacen susceptibles de un mayor control
y vigilancia como burbuja social por parte de otras burbujas sociales
superiores de las que forman parte aun sin ser conscientes.
Expuesto lo cual, la
pregunta que se tercia para todo hombre burbuja -que somos todos- no
es otra que, a la luz del conocimiento, cómo pueden corregirse las
debilidades tanto externas como internas de la Sociedad Burbuja. Si
bien la respuesta no resulta simple, sí que podemos atisbar dos
grandes líneas de trabajo. Véase:
Para la Sociedad Burbuja
como sistema estructural social, cabe subsanar las carencias o fallos
sistémicos que acontecen en cada una de las diversas burbujas
sociales por separado, para que la corrección de las mismas sirvan
de barrera de contención o cortafuegos frente a un posible contagio
por efecto dominó en el conjunto del patrón secuencial. De esta
manera, por ejemplo, un estallido de la burbuja económica no tendría
por qué representar un estallido consiguiente de la burbuja del
bienestar social, o un estallido de la burbuja ambiental o sanitaria
no debería producir un estallido en las sucesivas burbujas
económicas y sociales.
Mientras que para la
Burbuja Social como realidad vivida por el hombre como individuo que
forma parte de dicho sistema estructural social, cabe promocionar
tanto una cultura de universalización del hombre como especie, con
el objetivo de lograr percibirnos partícipes de un todo
interrelacionado que concluya en un alto sentido conductual de
responsabilidad global, como potenciar el flujo libre en materia de
gestión del conocimiento sin filtros discriminadores (mal le pese al
marketing comercial y político), con la finalidad de alcanzar un
estado colectivo de intersubjetividad que conduzca al hombre a un
pensamiento racional crítico de ámbito global.
Dos tareas propias de
titanes, cierto es. Aunque no es menos cierto que el hombre unido -y
tiempo mediante- es capaz de empresas mayores, si así le interesa y
se lo propone. De igual manera que igualmente es cierto que la
presente reflexión no es más que pura especulación de un humilde
filósofo efímero, que entretiene sus pensamientos pipa en boca
desde una triple burbuja personal: la propia como ser consciente
singular, la compartida de un obligado confinamiento domiciliario por
decreto gubernamental, y la de partícipe como miembro de una
colectivo social concreto. Por lo que todo lo expuesto, no faltaría
más, es susceptible de ser rebatido argumentalmente e impugnado
filosóficamente. Dixi!