jueves, 23 de abril de 2020

Aforismos para Carlota en su 17 aniversario


Cariño, hoy 23 de abril de 2020 es un día doblemente especial, como bien sabes. En primer lugar porque cumples 17 años, y en segundo lugar, y no por ello menos importante para mi, porque es tu primer aniversario que celebramos desde la distancia por causas de fuerza mayor. Es por ello que deseo escribirte esta epístola, motivado además por el hecho que has dejado ya de ser un adolescente para convertirte -con independencia de lo que digan los manuales- en toda una bella joven a la vista particularmente de tu desarrollo psicológico y social. Y porque tienes todo un año por delante para reflexionar sobre tu nueva condición como persona que, tras alcanzar la mayoría de edad, te convertirás de facto en una ciudadana con pleno uso de tus derechos civiles, sociales y políticos en el seno de una privilegiada sociedad democrática.

Lo cierto es que tengo tantas cosas que decirte, que no sé por dónde empezar, siendo consciente que quizás lo que te diga hoy no se entienda en su justo contexto hasta un mañana próximo, y que de igual manera que yo te lo expongo desde mi propia experiencia subjetiva, tú tienes toda la legitimidad para recibirlo desde tu propio y singular tamiz vital subjetivo como mujer nacida libre e igual en dignidad personal. Así que, para no extenderme, permíteme estructurarte esta epístola en forma de pequeño glosario de términos, tan solo de aquellos que considero más relevantes para esta ocasión especial, desarrollados brevemente a modo de aforismos, que como sabes son sentencias muy breves que pretenden expresar un principio doctrinal concreto sobre la materia que tratan. Éste, Carlota, es mi humilde pero sentido regalo en el día de tú cumpleaños. Es por ello, cariño, que para una posible utilidad en tu propia vida te escribo éstos aforismos que siguen como si de un pequeño librito de cabecera se tratase:

Frente a la Aceptación, decirte que ésta no significa en modo alguno sumisión ante una circunstancia o hecho, sino la capacidad de reinventarse desde el presente (que es el único tiempo sobre el que se construye el futuro) tras dejar soltar el lastre del apego de un pasado ya inexistente.

Frente a la Alegría, decirte que es la chispa que da sentido a la vida, y el más poderoso remedio para desdramatizar las cargas y las penas que trae consigo la propia cotidianidad de la existencia. Por lo que no desaproveches cualquier oportunidad para mostrarte alegre, y aún más con plena indiferencia hacia la vergüenza ajena.

Frente a la Amistad, decirte que no existe amistad verdadera si no se parte desde la amistad sincera con uno mismo, y si no es practicada entre dos o más personas siempre desde el respeto, la honestidad y la estimación.

Frente al Amor, decirte que no hay amor desde el instinto biológico ni desde la idealización cultural de moda de turno, sino que el amor es fruto de la valoración hacia la otra persona desde la plena autoestima personal, lo que permite una relación basada en el crecimiento mutuo como individuos diferentes, en la capacidad de relacionarnos con nosotros mismos y con el otro tal cual somos en esencia, y en compartir un viaje común en alegría desde la salud emocional y mental compartida.

Frente a la Autoestima, decirte que es un valor irrenunciable, pues lo contrario equivale a ceder nuestra propia autoridad y poder individual como personas libres a terceras personas, y que en la autoestima reside la fuerza interior necesaria para afrontar los retos que nos depara la vida.

Frente a la Autoridad Interna, decirte que es el tesoro más valioso que tiene una persona, pues representa es el estadio de madurez individual que nos permite ser fieles con nosotros mismos y en relación al mundo que nos rodea, manifestándose interiormente en forma de autoestima y exteriormente en forma de coherencia y fidelidad con nuestro propio Yo.

Frente a la Bondad, decirte que no es ninguna debilidad -sólo así concebida por los cobardes-, sino que es un acto de máxima valentía y sabiduría, así como de trascendencia del ser humano sobre su naturaleza animal.

Frente al Conocimiento, decirte que solo a través de éste, y con el uso de la Razón mediante, el hombre conquista su plena libertad. Por lo que no hay mayor máxima para el conocimiento que atreverse a saber.

Frente a la Consciencia, decirte que solo mediante su autoconocimiento redescubrimos quién es nuestro Yo verdadero frente al Yo de los otros, y que sólo a través del autoconocimiento de nuestra propia consciencia podemos ejercer el libre albedrío, el cual nos permite tener plena capacidad de decisión de pensamiento y acción como manifestación última de la verdadera libertad individual.

Frente al Dinero, decirte que en una sociedad consumista facilita el confort propio del bienestar personal, por lo que es un facilitador o medio para el hombre, pero no así un fin. Ya que si le otorgamos la condición de fin como bien superior a alcanzar, el dinero (que sin domesticación tiene mucho poder) acaba convirtiéndose en amo y señor del hombre, cuando debe ser al revés, y remata cobrándose del hombre como primer pago de fidelidad su propia dignidad.

Frente al Disfrute, decirte que la vida -que solo hay una- es para disfrutarla, pero que asimismo no hay disfrute de la vida sin responsabilidad moral de lo que es correcto e incorrecto humanamente. Pues no es propio de humanos, sino de monstruos, disfrutar del mal ajeno.

Frente a la Educación, decirte que no equivale a tener muchos conocimientos, sino que la educación reside en la manera de cómo nos comportamos con todo lo que nos rodea, ya sean personas, objetos, animales, plantas o el medio ambiente en su conjunto.

Frente a la Equidad, decirte que es el valor moral justo de darle a cada cual lo que le pertenece por mérito propio, por lo que no puede existir equidad sin meritocracia, ya que lo contrario es construir una sociedad profundamente injusta. Pero, asimismo, no existe equidad social sin una relación de equilibrio con el valor humanista de la solidaridad social.

Frente a la Envidia, decirte que es uno de los peores tumores del hombre, y que aquellos que viven desde la envidia no viven su propia vida sino que la pierden viviendo vidas ajenas, lo cual les imposibilita para alcanzar la inestimable autorrealización personal, que no es más que vivir desde la plenitud con uno mismo.

Frente al Éxito, decirte que cada cual tiene su modelo personal de éxito, que no te lleven a engaño de perseguir éxitos de otros, y que las personas alcanzan el éxito cuando descubren cuál es el suyo propio, pues éste es el fiel reflejo de la felicidad interna.

Frente a la Fama, decirte que ésta es tan volátil como el aire que respiramos, que el anhelo por alcanzar la fama suele ser un camino que conduce a la autotraición personal, y que no hay fama que sacie y mucho menos alimente el alma.

Frente a la Familia, decirte que en verdad es el último reducto de amor, confianza y refugio que existe en el mundo, y que no hay otros tipos de familia más o menos artificiosas a lo largo de la aventura de la vida que puedan sustituirla, por lo que habiendo solo una familia ésta debe cuidarse con cariño y dedicación.

Frente a la Felicidad, decirte que no es algo que se compre, sino que es un estado de consciencia personal e íntimo que debe cultivarse cada día, y que no existe inteligencia alguna en vivir la única vida que tenemos desde la no-felicidad.

Frente al Fracaso, decirte que es una experiencia de aprendizaje, y que por tanto no hay experiencia sin fracaso, por lo que el único fracaso que existe es no aprender de los errores, no volver a levantarse y no retomar nuevos caminos por explorar. Ya que no hay maestría sin práctica, ni práctica sin errores.

Frente a la Gratitud, decirte que es la actitud humana más poderosa para el cultivo del pensamiento positivo, base de toda felicidad, y por tanto fundamento de una vida emocionalmente saludable. Pero que la gratitud no es un rasgo de personalidad, sino un hábito de conducta que requiere trabajarse diariamente para su integración.

Frente al Honor, decirte que es el baluarte de la dignidad personal, y que reside en una conducta recta acorde a la moral universal, por lo que no existe honor alguno en aquellos comportamientos inmorales aun bajo cobertura de mal entendidos privilegios de ciertos estatus sociales.

Frente a la Honradez, decirte que es un reflejo de cómo nos tratamos a nosotros mismos, pues en ello depende cómo tratamos a los demás, y que vivir desde la honradez aporta sosiego de espíritu y armonía existencial propio de una vida vivida desde la tranquilidad de la consciencia personal.

Frente a la Igualdad, decirte que la igualdad material es un imposible para la naturaleza humana, pero no así la igualdad de oportunidades, principio que cabe defenderlo como base fundamental para la libertad del hombre y la justicia social.

Frente a la Impermanencia, decirte que nada es nunca igual, que todo fluye en un continuo proceso de cambio y transformación incluidos nosotros mismos, pues es ley de vida, y que solo desde la aceptación de la impermanencia se puede alcanzar la paz interior en un mundo en movimiento vertiginoso.

Frente a la Justicia, decirte que es el norte que todo hombre debe buscar siempre, pues en ella reside tanto la dignidad de la vida de las personas a título individual, como la armonía de la sociedad como sistema de organización humana. Y que asimismo no hay justicia sin bondad, generosidad, respeto, y sabiduría en el hombre; ni justicia sin igualdad proporcional, equidad, solidaridad y libertad en la sociedad.

Frente a la Libertad, decirte que éste es un valor irrenunciable de todo ser humano, pero para que exista libertad en verdad deben concurrir tanto el autoconocimiento, que posibilita el libre albedrío, como la responsabilidad moral, propia de las acciones del hombre libre como ser social. Lo contrario es todo menos libertad.

Frente a la Mismidad, decirte que es tu Yo verdadero, por lo que sin el autoconocimiento previo de uno mismo resulta imposible saber qué se quiere en la vida, y por tanto no es posible ni hacerse respetar, ni alcanzar un estadio de autoestima personal, y mucho menos conseguir la autorrealización individual.

Frente a la Paz, decirte que no hay paz ni interior ni social sin ausencia de inquietud ni ausencia de violencia, y que éstas se combaten en primera instancia desde una buena gestión emocional, y en segunda instancia desde la sensibilidad cultivada a dos de las grandes artes humanistas: la belleza y la sabiduría.

Frente a la Rabia, decirte que es una emoción básica derivada de la impotencia, y ésta a su vez de la tristeza ante una situación o circunstancia, por lo que es muy humano sentir rabia. Pero la rabia conduce a la ausencia de autocontrol, y éste a una conducta de autotraición con nuestra propia mismidad. Por lo que frente a la rabia, lo más inteligente con uno mismo es la fuerza de la razón a la luz del autodominio personal.

Frente al Respeto, decirte que la persona que no se respeta a sí misma carece de dignidad como ser humano, y aquella que no respeta a sus semejantes y al resto de seres vivos del planeta carece de humanidad. Por lo que dignidad y humanidad son las dos caras de una misma naturaleza a la que denominamos respeto.

Frente a la Responsabilidad, decirte que todo el mundo es corresponsable de su realidad más inmediata, ya sea de manera consciente o inconsciente sobre sus propios actos. Aunque sin conciencia el hombre no tiene libre albedrío, por lo que la responsabilidad en el hombre libre requiere irrenunciablemente de consciencia sobre lo que piensa, siente y actúa.

Frente a la Riqueza, decirte que no es más rico el que tiene, sino aquel que sabe disfrutar y agradecer lo mucho o lo poco que tiene en su propia vida. Y que la verdadera riqueza radica en vivir desde una vida interior plena.

Frente a la Sabiduría, decirte que es un camino hacia la felicidad personal, ya que no solo busca alcanzar el conocimiento último de la verdad de las cosas, sino vivir en coherencia con dicha verdad. Y cuando una persona vive en coherencia con el conocimiento de la verdad como fundamento de la realidad, desde la lucidez de la razón y el buen juicio, puede llegar a vivir la vida desde el gozo de la paz interior propio del estado de conciencia que llamamos felicidad.

Frente a la Solidaridad, decirte que es la inteligencia práctica del hombre que se sabe incapacitado de vivir solo, ya que necesita de los demás como animal social que es, aunque sea por instinto de supervivencia común. Pero además, y lo más importante, es el principio que nos ayuda a ser más humanos. Por lo que sin solidaridad volveríamos a la condición de animales salvajes, en el que el hombre se erigiría como depredador para el propio hombre.

Frente al Soñar, decirte que solo soñando el hombre puede imaginar nuevas realidades posibles que transgreden la realidad conocida, principio fundamental de todo pensamiento creativo. Por lo que el hombre, únicamente soñando, puede volar hacia nuevos y mejores horizontes futuros.

Frente a la Sensibilidad, decirte que no hay humanidad sin sensibilidad, y que sin ésta no puede alcanzarse la percepción de la belleza del mundo en toda la máxima expresión de su creación, la cual es la verdadera puerta de acceso a la sabiduría. Por lo que siendo la sensibilidad un camino trascendente del ser humano, la persona no puede privarse de cultivar el lujo y el privilegio de la sensibilidad.

Frente al Sentido a la Vida, decirte que es el motor de la existencia al que no se puede ni debe renunciar nunca por salubridad personal, y que se basa en aquellas creencias que cada cual haya decidido creer, con independencia de si son universales o particulares, compartidas o exclusivas.

Frente a la Templanza, decirte que de nada sirve el autoconocimiento sin el autodomino -que capacita al hombre para vivir desde la fidelidad a su propia mismidad-, el cual solo se alcanza desde la templanza que permite al ser humano no dejarse arrastrar por los vaivenes de un mundo impermanente, sino que al contrario le empodera para anclarse en el punto medio entre los extremos y, desde esa posición, actuar con control consciente e inteligencia mediante sobre una situación o circunstancia para beneficio personal.

Frente a la Tristeza, decirte que es una emoción básica del ser humano y por tanto natural que nos permite tener consciencia del valor de lo perdido, pero que debe gestionarse en su justa medida, ya que una retroalimentación excesiva de la misma no solo cautiva al hombre en un pasado inexistente, sino que de manera sostenida puede conducir al estado emocional de la depresión que no permite vivir ni el presente ni construir el futuro.

Frente a la Valentía, decirte que es condición sine qua non para vivir como persona libre desde la mismidad, pues solo los valientes viven su propia vida. Y que la valentía no solo implica fortaleza interior de actuar en coherencia con lo que uno piensa y siente, sino asimismo responsabilidad moral, ya que no hay valentía sin un compromiso ético con uno mismo y los demás.

Frente a la Venganza, decirte que es una cárcel personal que impide participar del flujo de la vida, y que su consumación tan sólo es un ilusorio éxito efímero que pudre como cáncer el alma, por lo que el hombre que busca vivir en plenitud debe rehuir de toda venganza. Y frente a la venganza ajena, solo cabe volar alto, porque aquellos que buscan venganza no pueden alzarse sobre sus sombras y además se consumen tan pronto rozan los luminosos rayos del sol de la vida.

Frente a la Verdad, decirte que si bien en ella reside el principio de realidad, existen tantas verdades como personas respiran en cada una de sus propias realidades, ya que tan sólo podemos aproximarnos a la verdad a través de nuestra limitada y condicionada capacidad cognitiva. Así pues, en una realidad poliédrica, el hombre no puede vivir más que desde su verdad, que es lo mismo que señalar aquella en la que ha decidido creer. Aunque no hay verdad alguna sin razón, donde no tiene cabida el fundamentalismo, por lo que siendo la razón una ciencia relativa en continua revisión, la verdad es asimismo relativa dentro de un vasto universo que nunca llegaremos a conocer. La verdad, por tanto, no es más que la esencia de la humildad humana.

Y, frente a la Victoria, decirte que no hay mayor victoria que vivir como uno desea, desde la Autoridad Interna propia que rige la fidelidad a uno mismo, sabedores que a lo largo del camino por la vida cambiamos como así mudan nuestras prioridades y valores.

Hasta aquí mi regalo, Carlota. Espero que lo recibas como un gran abrazo virtual lleno de amor que es lo que intenta ser. Sé que quizás me he extendido más de lo que quisieras, pero ya me conoces :-). Un regalo para ingerir a pequeños sorbos y a tu apetencia en cada momento del trayecto de esta gran aventura que es la vida, sabedor que éstos aforismos son susceptibles de ser rebatidos argumentalmente e impugnados filosóficamente (ahí lo dejo para tu mente crítica), y consciente que éste humilde filósofo efímero que es tu padre solo sabe que sabe menos que aquello que sabía Sócrates. Libertas capitur, sapere aude.


Con amor, tu padre que te quiere mucho!
En un lugar del Mediterráneo, a 23 de abril de 2020




Nota: Para artículos de reflexión sobre filosofía contemporánea del autor se puede acceder online a la recopilación del glosario de términos del Vademécum del ser humano