Tras el plebiscito en
Cataluña entre ciudadanos independentistas y
constitucionalistas-europeos, más allá de las connotaciones
políticas, me parece interesante poner el foco de reflexión sobre
el mapa sociológico resultante. Y uno de los rasgos que destacan por
su contundencia es justamente la división demográfica en Cataluña
por bloques. Es decir, los ciudadanos independentistas ganan en todo
el área denominada como Cataluña de interior o Cataluña rural,
mientras que los ciudadanos constitucionalistas-europeos ganan en la
Cataluña de costa o Cataluña urbana, imponiendo su hegemonía en
las 10 ciudades catalanas más grandes en número de habitantes y más
productivas en términos de PIB catalán, representando menos del 5
por ciento del territorio de Cataluña. Así pues, queda evidenciada
una visión política-económica diferente del ciudadano catalán
dependiendo si procede del mundo rural o del ámbito urbano, salvando
las excepciones en cada caso. Pero, ¿cuáles son las causas posibles
de la voluntad independentista del mundo rural catalán?.
Antes de proseguir, no
obstante, permítaseme un inciso. Hace unos días me encontré a un
viejo profesor al que hace años no veía y, como no podía ser de
otra manera estuvimos conversando sobre el monotema catalán por su
importancia en la vida diaria de todos los pobres mortales que
vivimos en Cataluña. El viejo profesor, docto en letras, me hizo ver
-una vez más- de la importancia de las palabras, señalándome que
el proceso independentista no era tal, pues solo se independizan las
colonias (acorde al Derecho Internacional), sino que se trata de un
movimiento separatista, pues su voluntad es la de separarse del resto
de su territorio natural. Hecha la aclaración conceptual, que cada
cual utilice la terminología que más le guste de acuerdo a su visión
particular de la Historia y su percepción personal de la Realidad.
Prosigamos. ¿Cuales son
las causas de la voluntad separatista del mundo rural catalán? Para
responder, debemos echar mano de factores claramente sociológicos a
los que me atrevo a responder por mi experiencia y conocimiento de la
bella vida rural catalana:
1.-El primer factor es de
perfil demográfico, pues el 95 por ciento del territorio de
Cataluña, denominado como Cataluña rural o de interior, está
formado por una estructura poblacional muy atomizada. Es decir,
pequeños núcleos poblacionales mayoritariamente de 100 a 3.000
habitantes, donde prima la actividad económica agraria como eje
vertebrador, y en los que la percepción emocional de distancia con
el mundo urbano es abismal.
2.-El segundo factor,
derivado del primero, es la clara dependencia de una autoridad
paternal que les permita sentirse protegidos en su necesidad de
subsistencia diaria. Un papel que durante años ha ejercido la
Administración pública de la Generalitat de Cataluña, siendo la
mano visible -aunque sea intermediaria de recursos estatales y de la
UE- de ayudas económicas y facilitadora de estructuras públicas
para la creación de un ecosistema de bienestar social propio de una
sociedad moderna (subsidios a la explotación agraria, carreteras,
escuelas, centros de atención sanitaria, centros cívicos, etc).
3.-El tercer factor,
derivado de los dos anteriores, es la ideologeización que dicha
autoridad paternal -casi religiosa- ha ido permeabilizando en los
pueblos a lo largo de las últimas décadas, gracias a la estructura
de organización jerárquico social del mundo rural, donde prima la
lógica de los latifundios. El sabor dulce del poder.
4.-Y el cuarto factor,
como consecuencia de los tres primeros, es la fuerza identitaria
cultural que ha impuesto dicha autoridad paternal en el atomizado
mundo rural, obligando a los ciudadanos de origen no catalán a
abrazar y reafirmarse en la identidad cultural hegemónica como
respuesta natural a un posible complejo de inferioridad y de
necesidad de adaptación al entorno ambiental imperante. Dinámica
que ha generado el hecho que los líderes locales del mundo rural no
son los que están mejor preparados intelectualmente, sino los más
enérgicamente identitarios. Vale más el carnet de partido, como
garrote en mano, que cualquier titulo universitario con experiencia
profesional demostrable que se precie.
En este contexto
sociológico rural, la palabra de la autoridad paternal es ley,
elevándose incluso a la categoría de mesiánica en los últimos
años del relato épico del nacionalista catalán.
Al final, como
observamos, la diferencia entre la intención del voto separatista y
del constitucionalista-europeo radica en los referentes culturales y
de visión de una sociedad moderna por parte de cada postulado, donde
la eterna batalla entre emoción y racionalidad está servida. Y en
esta contienda, y a la luz de los recientes resultados electorales
registrados entre el mundo rural que representa un modelo social del
pasado y el mundo urbano que representa un modelo de sociedad de
presente y futuro, la razón nos dicta que es urgente y necesario
modificar la ley electoral de D'Hondt. A buen entendedor, pocas
palabras.
Nota: Este y otros artículos de reflexión se pueden encontrar recopilados en el glosario de términos del Vademécum del ser humano