Hablando
hace unos días con un directivo de una empresa vinculada al mundo de
los grandes grupos financieros, éste me comentaba que los
trabajadores seniors de la banca se hayan inmersos en un “estado de
crisis de Actitud” ante la incertidumbre de poder ser despedidos en
cualquier momento frente a la restructuración que está sufriendo el
sector. Una crisis de Actitud que afecta, de manera directa, a su
nivel de productividad y valor proactivo hacia la compañía, y que
podemos hacer extensivo a cualquier otro sector bajo los efectos
directos de una crisis económica. Y es que, como todos sabemos, la
Actitud no tiene nada que ver con el conocimiento y las habilidades
que pueda tener una persona, sino con su predisposición más o menos
positiva a la hora de actuar y afrontar los retos diarios que nos
depara la vida frente a una situación determinada.
La
crisis de Actitud se puede gestionar de diversas maneras en una
organización mediante las herramientas que nos ofrece el Desarrollo
Competencial (materia que desarrollamos en “Las Fórmulas de laVida”), pero previo a su gestión debemos conocer la propia
naturaleza de la Actitud para saber a qué nos estamos refiriendo y a
qué nos estamos afrontando. Así pues, veamos seguidamente de
manera conceptualizada la unidad de conocimiento independiente de la
Actitud -como materia del Desarrollo Competencial-, bajo la técnica
pedagógica de su formulación:
A=(F.M)E
La
fórmula de la Actitud (A) es igual al producto de los factores de la
Focalización (F) por la Motivación (M), elevado al Esfuerzo (E).
1.-Focalización
(A)
El
primer factor de la formulación de la Actitud es la Focalización,
que no es más que la atención que ponemos hacia algún aspecto de
la vida, con independencia del nivel de interés que nos pueda
suscitar. Esta Focalización, no obstante, es intrínseco al
componente cognitivo de la nomenclatura, pues nos permite emitir de
manera consciente un valor determinado sobre aquello que ponemos la
atención.
La
Focalización dirigida es un elemento nuclear clave en la Actitud,
pues determina nuestro estado de conciencia con nosotros mismos y en
relación a la realidad más inmediata que nos rodea, como ya hemos
visto con anterioridad en otras formulaciones como la Fórmula del Pensamiento Positivo o la Fórmula de la Felicidad. Puesto que de
nuestra Focalización se deriva la acción consiguiente que vamos a
manifestar en nuestra vida. Dime en qué te focalizas, y te diré
cuál será tu próximo acto. En otras palabras, la Focalización no
es más que la predefinición de un objetivo potencial a conseguir,
cual arquero fija el punto de mira de su flecha.
2.-Motivación
(M)
Pero
no hay proceso cognitivo de Focalización sin su componente afectivo,
que nos genera un sentimiento a favor o en contra de aquello en que
ponemos la atención, el cual no es otro que el factor conocido como
Motivación. Un proceso indisociable en la naturaleza humana, ya que
pensamiento y sentimiento son dos caras de una misma moneda, pues
mientras el pensamiento es la conceptualización racional de nuestro
mundo, el sentimiento es la carga emocional de dicha
conceptualización. Sí, somos seres pensantes-sintientes, a
diferencia de la inteligencia artificial.
Para
no extendernos en los factores que determinan la Motivación de toda
persona (búsqueda de la Seguridad, la Afiliación, el
Reconocimiento, la Autorealización, etc), nos derivaremos a su
propia nomenclatura desarrollada en el artículo de la Fórmula de la Motivación. No obstante, destacaremos que la Motivación, dentro del
contexto específico de la Actitud, se caracteriza por tres rasgos de
comportamiento:
1.-Ilusión.
Una
persona motivada es una persona ilusionada por conseguir el objetivo
que se ha fijado, lo cual se manifiesta en un estado emocional
complementario de alegría frente al nuevo reto.
2.-Acción.
Una
persona ilusionada busca pasar a la acción -sin dilaciones- para
conseguir el objetivo que se ha fijado, lo cual se manifiesta en un
estado emocional complementario de optimismo frente al nuevo reto.
(En este punto, recomiendo las lecturas de la Fórmula de la Creatividad y la Fórmula de Gestión del Conocimiento).
3.-Autoestima.
Una
persona ilusionada y activa por conseguir el objetivo que se ha
fijado fortalece su autoestima, lo cual retroalimenta la propia
Motivación (En este punto, recomiendo la lectura de la Fórmula de la Autoestima).
3.-Esfuerzo
(E)
Pero
como todos sabemos, la Actitud requiere de un tercer factor clave
para conseguir cualquier objetivo en el que estemos focalizados y
motivados por alcanzar, y este no es otro que el factor -tan
desvalorado en nuestro tiempo- del Esfuerzo. Sí, debemos reivindicar
una vez más la cultura del Esfuerzo para poder autorealizarnos
personal, social y profesionalmente como individuos. Pues nadie
consigue nada desde el sofá de su casa.
El
factor del Esfuerzo es el componente conductual de la Actitud, el
componente activo por excelencia de la Actitud, que nos permite
reaccionar de una determinada manera frente aquello en lo que estamos
focalizados (componente cognitivo) y motivados (componente afectivo).
Y que se caracteriza por tres rasgos de comportamiento:
1.-Persistencia.
Para
alcanzar un objetivo se requiere de una Actitud persistente, ya que
todo proceso en la vida cuenta con un desarrollo natural de las cosas
marcado por los vectores de velocidad (movimiento), espacio (cambio
de puntos de referencia del escenario en el que nos situamos) y
tiempo (cronología de la dirección en la que nos movemos y
cambiamos de escenario).
2.-Flexibilidad.
Para
alcanzar un objetivo se requiere de una Actitud flexible, lo que
significa capacidad de adaptabilidad frente a los nuevos retos que se
nos presentan en nuestra empresa personal. Una Actitud del Esfuerzo
flexible significa, a su vez, que si bien tenemos definido nuestro
objetivo a alcanzar, no podemos ser intransigentes en las
expectativas (planes estratégicos de desarrollo) de cómo vamos a
realizar dicho viaje, conscientes que transitamos por un mercado
volátil en continuo cambio y transformación.
y,
3.-Compromiso.
Para
alcanzar un objetivo se requiere de una Actitud comprometida con
nosotros mismos y con la nueva realidad que queremos conseguir. Pues
sin Compromiso no hay Persistencia ni Flexibilidad, ya que la plena
implicación con nuestra empresa personal viabiliza la sostenibilidad
en el tiempo del Esfuerzo necesario para obtener el éxito esperado.
(En este punto, recomiendo las lecturas de la Fórmula del Engagement y la Fórmula del Business Model of Talent,
donde empresa y trabajador tienen implicaciones claves por igual).
N.A.: Este artículo forma parte de la serie de “Las Fórmulas de la Vida” que tienen como objetivo conceptualizar las unidades nucleares de conocimiento independientes sobre las que se construye la materia del Desarrollo Competencial, para de este modo -como si se tratasen de piezas de lego- poder configurar a medida la estructura didáctica para cualquier caso teórico o práctico del Management.