Muchas
son las voces que se alzan en estos tiempos criticando la falta de
humanidad de nuestra sociedad occidental, fundamentada en un Estado
de Bienestar Social que bebe de los Derechos Humanos -solo hay que
leer nuestra Constitución-, el cual a su vez es heredera de la
filosofía humanista tanto laica, como religiosa (en nuestro caso de
los valores cristianos). Una sociedad contemporánea llena de
contradicciones por la tensión existente entre el espíritu
humanista y el individualista, sobreexpuestos aún más si cabe por
el contraste de realidades existentes en un mundo global y desigual,
justo en la mayor época de progreso científico de la historia del
ser humano: la era digital. Un progreso, por otra parte, gracias a un
sistema de organización humana de economía de Mercado más conocido
como Capitalismo.
Así
pues, si bien el Capitalismo es el pilar sobre el que se ha
producido el salto cualitativo del progreso humano, a su vez es en la
actualidad el enemigo principal del Humanismo, puesto que el éxito
del Capitalismo se fundamenta en la exaltación del egoísmo humano.
Entendiendo egoísmo como aquella tendencia que tiene un organismo
hacia su propio bienestar a expensas de otros, y en contraposición
directa al altruismo.
Si
nos fijamos, podemos observar como la fuerza (depredadora),
consistencia (estructural) y sostenibilidad (temporal) del
Capitalismo se basa en que se trata de un sistema circular y
expansivo que se retroalimenta para su crecimiento sobre la fogacidad
de un sentimiento primario humano: el Egoísmo. Veamos su diagrama:
1.-El
Capitalismo, mediante la exaltación del consumo, promueve el Egoísmo
humano a través de la necesidad adictiva de obtener un placer
inmediato y continuo (cultura hedonista).
2.-El
sentimiento del Egoísmo, prolongado en el tiempo, genera estados
anímicos individualistas que se manifiestan en conductas
egocéntricas.
3.-Todo
Ego bien alimentado, y por tanto engrandecido, necesita por
idiosincrasia parecer mejor que los otros.
4.-La
necesidad de una personalidad egocéntrica de mostrarse mejor que los
demás se cubre a través de marcar la diferencia frente al resto.
(Falsa identidad personal)
5.-La
diferencia, en un mercado de consumo, se compra. (En busca de una
pseudofelicidad exógena y volátil, aunque este es tema para otra
reflexión). No hay mayor diferencia entre iguales que la que marca
el precio de los productos y servicios que consumimos. Por lo que, es
justamente el dinero lo que marca la diferencia en la vida de las
personas.
6.-La
compra de la diferencia (del ser diferente), que busca el Ego para
realizarse, retroalimenta el Capitalismo (y, por ende, la cultura
hedonista), cerrando así el círculo al enlazar con el punto 1 del
diagrama, para volver así a comenzar de nuevo generando un
movimiento continuo y expansivo.
Y
en este círculo vicioso, el Egoísmo se convierte en un gen social
con identidad propia: una unidad de cultura (valor y patrón de
comportamiento sociológico) que se hospeda cada vez en la mente de
más personas, a merced de las poderosas artes enajenadoras del
Capitalismo como es el marketing (ahora evolucionado a
neuromarketing, para mayor terror).
La
implantación y reproducción del gen egoísta en la sociedad (del
cual ya hacía mención el profesor de Oxford, Richard Dawkings, a
finales del siglo pasado), no solo asegura el éxito del Capitalismo,
y por extensión la depreciación de los valores humanistas sobre los
que se ha edificado nuestra civilización, sino que está suponiendo
a todas luces un cambio radical en el significado actual de conceptos
tales como “justicia social” o “éxito social”. Solo tenemos
que preguntar a una persona de 60 años y a otra de 15 o 25 años qué
concepción tienen al respecto de dichos términos y contrastarlos.
La pregunta del millón que debemos hacernos, en consecuencia, es si
queremos construir una sociedad sobre un valor humano, primariamente
humano, como es el Egoísmo. Teniendo en cuenta que la Razón del
Egoísmo siempre se pone al servicio de los impulsos más básicos
del ser humano, y que valores morales como ser una buena persona son
irrelevantes por ineficientes para la supervivencia del propio
Mercado.
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Nota:
Este y otros artículos de reflexión se pueden encontrar recopilados
en el glosario de términos del Vademécum del ser humano