¿Quién no quiere ser feliz,
verdad? De hecho nos pasamos toda la vida buscando la felicidad, como si fuera algo
externo a nosotros que debemos alcanzar, conseguir o incluso comprar. Pero lo
cierto es que no es así, sino ya hubiese sido monopolizada, paquetizada y
comercializada en alguna que otra cadena de tiendas exclusivas como uno de los
mayores bienes preciados de este mundo (a precio de oro, eso sí!). Aunque esta
ilusión –por no denominarla estafa- tiene su lógica dentro de una sociedad como
la nuestra donde vivimos, respiramos y damos sentido a nuestras vidas de
puertas hacia afuera a nosotros mismos, sin ser conscientes que, paradójicamente,
la llave de la felicidad se haya en nuestro interior. Por lo que el camino para
alcanzar la felicidad, que no es más (pero tampoco menos) que un estado de
conciencia, no lo hallaremos dominando y controlando el mundo –una acción por
sí misma fugaz, titánica, insaciable e impermanente-, sino dominando y
controlando nuestra mente.
Vamos a ver ahora, de manera
sencilla y práctica, los componentes que conforman la fórmula de la Felicidad:
F=[(A.HM)/E]S
La Felicidad (F) es igual al
producto del Agradecimiento (A) por la Higiene Mental (HM), dividido por el
Enfoque (E), elevado al valor de Sonreír (S)
1.-Agradecimiento (A)
El Agradecimiento, tan en desuso
en nuestros tiempos de competitividad, envidia y recelo, es una actitud altamente
poderosa de transformación personal. Agradecer, al igual que criticar, quejarse
o discutir, por poner algunos ejemplos antagónicos, más allá de presentarse
como reacciones puntuales y caprichosas, son verdaderos hábitos de
comportamiento que moldean el carácter de una persona y definen su tipo de relación
y calidad de vida diaria con el mundo más inmediato que les rodea, lo que les
aboca a sentirse más o menos felices con ellos mismos y sus vidas.
El Agradecimiento, como hábito de
comportamiento, es pues una conducta que puede y debe cultivarse
conscientemente para la salubridad de una vida feliz. De igual manera que
podemos adoptar e integrar el hábito de hacer ejercicio, del estudio o de una
dieta equilibrada, podemos adoptar e integrar en nuestras vidas personales el
hábito del Agradecimiento.
Además, el Agradecimiento –que es
la manifestación de un espíritu en paz con el mundo- es en sí mismo de una poderosa
triple naturaleza transformadora:
I.-Aceptación, (que no tiene nada
que ver con sumisión) de lo que hay y se nos presenta como medio de desapego y
liberación personal,
II.-Aprender, frente a lo que nos
enseña la vida en cada momento, nos guste o no, como medio de humildad y
generosidad con un@ mism@,
y, III.-Fluir, con el único
instante de la vida que tenemos que es el momento presente como medio para
poder reinventarnos en pos de un futuro mejor.
2.-Higiene Mental (HM)
Pero el Agradecimiento tan solo
es una de las dos caras de una misma moneda, en cuyo reverso o anverso –según como
se mire-, está la Higiene Mental. En este sentido, podemos decir que el
Agradecimiento es la manifestación externa de la Higiene Mental, así como la
Higiene Mental es la manifestación interna del Agradecimiento.
La Higiene Mental no es más que
la práctica que lleva al hábito de dominar y controlar nuestra mente, allí
donde se haya ubicada nuestra conciencia, un apunte de relevancia al ser la
Felicidad un estado de conciencia.
Al igual que estamos educados en
la higiene física personal (lavarnos), en la higiene de vestimenta personal
(ropa limpia), y en la higiene social personal (comportamiento social adecuado),
para ser felices en nuestras vidas debemos integrar la Higiene Mental personal
(que no es otra que la higiene de nuestros pensamientos). Pues, al final, somos
aquello que pensamos (en el sentido más estrictamente literal de la frase).
En este punto, para ser fieles al
formato sintético de estos artículos, derivaremos al lector la explicación
práctica de la Higiene Mental al artículo “Conoce la fórmula del Pensamiento Positivo: P+=(P+/S+.CD)LLC” dentro de la serie de artículos de Las Fórmulas dela Vida.
3.-Enfocar (E)
Y llegados al tercer elemento de
la nomenclatura de la fórmula de la Felicidad, permitidme que me introduzca en
el factor del Enfoque mediante una anécdota que nos servirá de apunte
pedagógico: Ayer mismo, Teresa, mi pareja, en ocasión de una conversación sobre
fotografía, me decía: “(…) lo importante es la mirada… Un artista ve cosas que
no puede ver el resto.” Pues al igual que en la fotografía, uno de los aspectos
importantes para ser felices en nuestras vidas es el enfoque de cómo vemos,
apreciamos y enjuiciamos los acontecimientos que nos suceden. Puesto que la
Felicidad no es objetiva, sino subjetiva, personal e intransferible –aunque sí
contagiosa-; y esa subjetividad viene dada por nuestra particular percepción
del mundo que nos rodea. Depende de cómo nos enfoquemos en nuestras vidas
diarias, percibiremos uno u otro tamiz diferente de la realidad. Como en un cuadro
sombrío de una calle abandonada cualquiera de nuestras ciudades, del que
podemos dejarnos arrastrar por su ambiente lúgubre y sucio, o enfocarnos en
aquel detalle que produce belleza, esperanza, regocijo, paz y calidez en el
interior de nuestra alma.
Es por ello que el Agradecimiento
y la Higiene Mental vienen asimismo determinados por cultivar nuestro enfoque
en aquellos aspectos de la vida, ya sean pequeños o grandes, que nos permiten
ver la belleza que nos rodea y que, por tanto, nos genera un estado de
conciencia de felicidad.
Enfocarse en los aspectos
positivos de la vida nos ayuda a trabajar por un lado, en:
I.-La Sensibilidad, de gozar y
disfrutar de la intensidad, belleza, luminosidad y bondad de los pequeños
instantes que conforman la vida,
y II.-La Presencia, que nos
permite anclarnos en el presente continuo (único momento) donde la vida se
manifiesta y transcurre, y único tiempo donde se manifiesta la Conciencia
(Conciencia es Presencia, Presencia es Consciencia).
4.-Sonreír (S)
Y junto al Agradecimiento, la
Higiene Mental y el Enfoque, que son manifestaciones de actitudes propias del
mundo mental, nos encontramos con el cuarto elemento clave de la fórmula de la
Felicidad que potencia todos ellos como ingrediente secreto e enriquecedor de un
suculento plato: la Sonrisa, una manifestación más propia del mundo emocional.
Sonreír no solo ayuda a nivel
biológico a aliviar el estrés, mejorar nuestro sistema inmunológico, bajar
nuestra presión sanguínea y funciona como analgésico natural al cambiar la
química de nuestro cuerpo por aumento automático de endorfinas, sino que
también nos ayuda a ser positivos, sentirnos más vitales y cambiar nuestro
humor (además de ser contagiosa). Puesto
que la sonrisa es la manifestación de una de nuestras emociones primarias, la
Alegría (en oposición a la tristeza, la rabia y el miedo). Y no hay mejor
manera que despertar la Alegría en nuestras vidas, puerta de entrada hacia un
estado de conciencia de Felicidad personal, que adquiriendo el hábito de Sonreír.
Sabiendo que no hay hábito sin práctica, ni práctica sin disciplina.
En este punto, un ejercicio muy
sencillo y transformador es practicar el acto de sonreír mirando hacia el cielo,
pues está demostrado que no se puede sonreír en esa posición y estar triste a
la vez. Un pequeño ejercicio para despertar e ir integrando de manera natural
el hábito de Sonreír en nuestras vidas que nos conducirá a sentirnos alegres y,
por extensión, a profundizar en los hábitos del Agradecimiento, la Higiene
Mental y el Enfoque como camino hacia un estado de conciencia sostenible cada
vez más cercano a la felicidad. Sabedores que, la Felicidad, es en sí misma un
camino de sabiduría personal. Fiat Lux!