Llevamos prácticamente una década
en crisis económica, una crisis que al principio parecía coyuntural,
posteriormente vimos que era estructural y ahora somos conscientes (aunque nos
resistimos a aceptarlo a falta de un modelo alternativo) que es de naturaleza
sistémica. Una crisis que ha generado una brecha insondable en materia de
desequilibrios sociales (afectando principios sobre los que se cimienta la
propia democracia), creando una nueva figura laboral –tristemente extendida y
aceptada- llamado precariedad; una crisis cuya posible recuperación tiene
efectos limitados a los frágiles y volubles mercados pero no así en la economía
real de la gente de a pie, y cuya previsión de fin de ciclo se alarga a cada
nuevo análisis por parte de los gurús económicos. Y, mientras tanto, todos
sabemos que sin empresas no hay economía, así como que sin emprendedores no hay
empresas.
Ante este panorama, ¿qué hemos
hecho para activar, potenciar y proteger la emprendedoría que nos devuelva un
status de bienestar propio de una sociedad sana y equilibrada? Pues lo cierto
es que, si hacemos balance, el resultado es bien pobre, por no decir
deprimente. Veamos:
En el ámbito público, a nivel nacional
el balance se reduce a un par de tímidas medidas fiscales insuficientes que se
ven anuladas por el implacable engranaje tributario del Estado en materia de
Hacienda Pública, lo que aborta impositivamente cualquier proyecto emprendedor
en el momento incluso anterior al de su puesta en marcha; mientras que en el
ámbito municipal, el balance se limita a la puesta en marcha de viveros de
empresa con barreras selectivas de acceso tales como la edad (como si a partir
de los 35-40 años no se puede ser emprendedor), el coste de alquiler de los
servicios o la limitación de un aforo irrisorio (ej.: 20 plazas para una
población media de 200.000 habitantes). Y ya en el ámbito privado, nos hemos focalizado
en la creación interesada de plataformas selectivas de lanzamiento de starups
de alta rentabilidad económica, reduciendo la actividad al sector tecnológico.
En resumidas cuentas: a la Administración no le preocupa la emprendedoría más
allá de cubrir el expediente, y al sector privado –por idiosincrasia-, más que el
beneficio social de la emprendedoría busca el benefició de la rentabilidad
económica a corto plazo de éstas en los proyectos que son objeto de su
inversión.
Si partimos de la base que no hay
empresas sin emprendedores, que el actual estado de carencia de oferta laboral aboca
al desempleado a la emprendedoría por una simple cuestión de supervivencia
personal y familiar, que la emprendedoría no entiende de franjas de edad ni de
sectores económicos, y que todas las personas son en esencia emprendedores por
condición humana, está claro que si deseamos reactivar la economía productiva
de un país debemos sociabilizar la emprendedoría.
Sociabilizar la emprendedoría
–que representa un salto cualitativo para un país cuya población activa tenía
como prioridad el ser funcionario, y que consideraba el emprender como algo
elitista tan solo hace una década atrás-, no es más, como bien define su
término, que el integrar la cultura de la emprendedoría en todos y cada uno de
los estamentos que conforman el tejido social, sin barreras de entrada a ningún
ciudadano en edad de trabajar por cuestiones de renta familiar, de nivel
académico, de tipo de proyecto empresarial o de edad. Sociabilizar la
emprendedoría significa, en definitiva, velar por la realización de todo
trabajador como emprendedor, lo que conlleva indiscutiblemente el proveer y facilitar
transversalmente los recursos sociales necesarios para tal finalidad.
He aquí una propuesta de una
medida alternativa e imaginativa, como tantas otras pueda haber, de
socialización de la emprendedoría mediante la creación de un vivero profesional
para reinsertar socialmente a las personas sin trabajo (mayores de 40 años
incluídos):
Proyecto: Creación de un Vivero Profesional Social
Objetivo: Reinsertar a las personas en situación de exclusión
social y promover la reactivación de la economía productiva, dentro de un marco
de actuación de la promoción de la cultura de socialización de la emprendedoría
tutelada como instrumento de reinvención profesional.
Estrategia: Desarrollar el proyecto en base a tres ejes
principales:
1.-Principio del Derecho
fundamental de una vida digna para toda persona, del que se deriva que una
sociedad moderna que se precie concibe que todo ciudadano representa un
inestimable activo con un alto valor añadido para el conjunto de la sociedad.
2.-Principio de Redistribución de
los Bienes Comunes, del que se deriva que en una sociedad moderna que se precie
establece los mecanismos necesarios para garantizar un estatus de equidad social
de sus recursos comunes, sin el cual no tiene cabida el derecho fundamental a
una vida digna para toda persona.
3.-Principio del Deber del Bien
Común, del que se deriva que en una sociedad moderna que se precie establece
las sinergias necesarias entre el sector público y privado para crear un marco
de funcionamiento social que tenga como objetivo una política económica y
social del bien común, que garantice el derecho fundamental a una vida digna
para toda persona.
Acción: Realizar el proyecto en base a dos fases básicas de
actuación:
1.-Fase Constitutiva:
1.1.-Constituir en cada capital
de provincia y capital de comarca o, en su defecto, poblaciones más importantes
de cada provincia, un órgano mixto de trabajo formado por agentes de promoción
socio-económica de la Administración local, del ente universitario de
influencia local, de la patronal y sindicatos locales, de la federación de
asociación de vecinos local y de la plataforma local de ongs laica y religiosa,
que tenga como función la dirección, coordinación y dinamización de los Viveros
Profesionales.
1.2- Dotar a los correspondientes
Viveros Profesionales Sociales de cada población de un espacio físico como sede
operativa, vía reutilización de instalaciones públicas (como centros cívicos),
cesión de propiedad privada, expropiación de uso o propiedad de inmuebles de
entidades financieras bajo contraprestaciones fiscales de competencia municipal
(IBI, tasas de basuras, etc).
1.3- Adecuar logísticamente a
coste cero los correspondientes Viveros Profesionales Sociales de cada
municipio mediante convenios provinciales (bajo paraguas marcos estatales),
bajo la fórmula de la cooperación y la responsabilidad social corporativa, con
proveedores de servicios y bienes de consumo principalmente de telefonía,
informática, material de oficina, vehículos, gasolineras y eléctricas, bajo
contraprestaciones tributarias de competencia municipal (impuesto de bienes
inmuebles, de vehículos, de licencias de actividad, etc) y estatal (exenciones
y/o bonificaciones fiscales).
1.4.-Establecer los criterios
básicos del perfil de personas beneficiarias de los Viveros Profesionales
Sociales, haciendo especial énfasis en aquellas familias en situación de
exclusión social, así como aquellos elementos de ayuda social complementarios y
vinculantes para que los beneficiarios puedan realizar su proceso de
reinserción social desde una situación de normalidad retomada (cobertura de
vivienda, alimento y vestimenta social, así como acceso gratuito al transporte
público para su movilidad: Renta básica/complementaria…).
1.5.-Definir el marco de
cobertura de la actividad de los Viveros Profesionales Sociales: tiempo
estimado de estancia de las personas beneficiarias, vida útil de la cobertura
social de las iniciativas profesionales promovidas desde el Vivero, etc.
2.-Fase Ejecutoria
2.1.-Identificar a las personas
en situación de marginalidad social de los municipios competencia de cada
Vivero Profesional Social, y facilitarles los recursos básicos necesarios y
vinculantes para que inicien su proceso de reinserción profesional desde los
Viveros Profesionales Sociales a partir de una nueva situación de normalidad
social.
2.2.-Establecer un proceso de
definición de proyectos de actividad económica, bajo criterios de selección de
nichos potenciales de trabajo local y provincial centrados en el sector
servicios (terciario y cuaternario), entre las personas participantes del
Vivero Profesional Social y bajo el tutelaje del órgano directivo, coordinador
y dinamizador del ente.
2.3.-Definir la responsabilidad
de cada persona en su participación activa dentro del proyecto de actividad
económica seleccionado, así como la distribución del margen de beneficio
comercial fruto de la explotación de la actividad profesional bajo criterios de
equidad social y de sostenibilidad del proyecto.
2.4.-Amparar jurídicamente la
actividad económica bajo el paraguas social del Vivero Profesional Social,
poniendo límites a su cobertura (tiempo de carencia de rentabilidad económica,
volumen de facturación máximo, etc)
2.5.-Desarrollar los proyectos de
actividad económica de los grupos de trabajo formado por las personas
beneficiarias del Vivero Profesional Social, compaginándolo con una formación
continua de reciclaje profesional y de visión transversal sobre los diferentes
elementos claves de gestión empresarial que configuran el proyecto profesional
específico (producto/servicio, precio, promoción, punto de venta), para que
todo trabajador tenga un conocimiento global de la responsabilidad y
funcionamiento de cada una de las partes, así como un sentimiento de identidad
corporativa propio y de responsabilidad social con la comunidad.
2.6.-Instaurar una metodología de
trabajo por cada actividad económica para su buen control y evaluación de
gestión continua por parte de las personas miembros del proyecto, bajo el
tutelaje del órgano directivo, coordinador y dinamizador del ente.
2.7.-Desplegar una política
estratégica de financiación, para la adquisición de los instrumentos necesarios
para el buen desarrollo de las actividades económicas del Vivero, mediante la
fórmula del patrocinio y mecenazgo de entidades proveedoras bajo
contraprestaciones fiscales de ámbito municipal, autonómico y estatal.
2.8.-Establecer un proceso
supervisor de posible redefinición de responsabilidades y reubicación de las
personas beneficiarias del Vivero Profesional Social, si se requiere, dentro
del mismo proyecto o entre diferentes proyectos del ente, así como entre
proyectos de otros Viveros Profesionales Sociales provinciales y supra
provinciales, para el buen encaje de las personas en el desarrollo de su labor
profesional que les conduzca a una óptima reinserción social.
Y, a partir de aquí, qué decir
que los proyectos, y con ellos las personas que lo forman, se independizarían
del Vivero Profesional Social una vez puedan independizarse por sí mismos y, de
esta manera, se conseguiría la doble finalidad de la reinserción social y la
reactivación de la economía productiva local mediante el tutelaje de una
emprendedoría sociabilizada.
Está claro que la propuesta del
proyecto, diseñada en un breve momento de tiempo de ocio por este humilde autor,
puede desarrollarse y mejorarse tanto como se quiera, pero este no era el
objeto del artículo, sino el de mostrar una medida alternativa, imaginativa y
de inmediata aplicación a nivel local. Y, lo que es más importante, poner el
acento en tres aspectos claves a destacar y que están pasando desapercibidos
entre la densa pesadumbre de la actual situación socio-económica:
1.-Toda persona (ya sea joven o
senior) tiene capacidad de reinventarse profesionalmente si se le facilita la
oportunidad y los medios.
2.-Toda persona es capaz de crear
y participar de un proyecto común si se le facilita el encuentro con otras
personas con igual motivación.
Y, 3.-Los agentes sociales,
públicos y privados, pueden hacer mucho más de lo que están haciendo –en una
sociedad de excedentes mal repartidos-, si se percatan que ha llegado la hora
de hacer las cosas de manera diferente de cómo se están haciendo hasta la
fecha, y teniendo la firme certeza de que solo sumando podremos vencer la
actual situación de crisis económica y social.
Así pues, llevemos de nuevo la
imaginación al poder, recoloquemos el derecho fundamental de las personas a una
vida digna en el epicentro de nuestras políticas públicas, y ejercitemos
nuestra inteligencia individual y colectiva trascendiendo cualquier concepción
social caduca de la actual realidad inexistente.