A un cuarto del siglo XXI,
todavía no hemos desarrollado las SmartCities que ya estamos proyectando los
SmartCitizen. Y es lógico y normal en un universo humano constituido de
micromundos, cada uno de ellos a su vez con microsociedades diferentes, y con
ritmos todos ellos de velocidad evolutiva dispares. (Solo hay que echar una
mirada a las noticias para observar la diversidad de desarrollos
socio-económicos de múltiples lugares en un mismo planeta).
La diferencia entre las SmartCities
y los SmartCitizen es, básicamente, que si bien
las primeras son modelos que buscan ciudades inteligentes mediante la
búsqueda de la sostenibilidad económica, social y medioambiental bajo el
tutelaje de una gestión tecnológica (TIC’s), los segundos buscan desarrollar
ciudadanos capaces de gestionar de manera activa y participativa su propio
entorno inteligente mediante las nuevas tecnologías y a través del desarrollo
de la denominada nueva era del internet de las cosas.
Pero sin duda, la evolución
natural del ciudadano inteligente no es otro que el SmartHomo: el zenit de la
era de la transferencia del conocimiento. En este sentido, podemos definir al
SmartHomo como aquel ser humano que, en un mundo global e interactivo basado en
las nuevas tecnologías (sobre código abierto o restringido), goza de un gran
espacio de transferencia de conocimiento sin límite espacio-temporal; un
espacio donde el conocimiento innovador y las personas de todo el planeta se
interrelacionan con el objetivo de potenciar una inteligencia colectiva basada
en el desarrollo de la humanidad como sociedad.
Desarrollando mínimamente el
concepto del SmartHomo, cabe apuntar que este nuevo hombre se caracterizará por
tres parámetros de funcionamiento claves:
1.-Disponer de capacidad de acceso
a las líneas de I+D+I de la totalidad de las áreas de conocimiento de las ciencias
humanas, tanto formales como naturales y sociales del planeta.
2.-Disponer de capacidad de interrelación
directa y personalizada con los actores innovadores del conocimiento a nivel
mundial.
3.-Disponer de capacidad de
transformación del conocimiento transferido en conocimiento aplicado en su SmartCommunity
y/o SmartCity.
Así pues, podemos decir que el SmartHomo
no es más que una versión actualizada de los polímotas renacentistas, personas
capaces de abarcar y aplicar conocimientos sobre campos diversos de las ramas
del saber humano, pero con el factor exponencial de las nuevas tecnologías como
medio de comunicación a tiempo real y en un mundo global. Un SmartHomo que con
su llegada revolucionará, sin lugar a dudas, no solo nuestra limitada
concepción sobre la gestión del conocimiento, sino también los cimientos mismos
en que se basa la educación del ser humano.
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