Siempre hemos oído la máxima de
que el hombre es un animal de costumbres. Y así es. Pero lo que no se nos ha
dicho es que ese patrón de comportamiento es caduco en el tiempo, como un tren que
siempre gira y gira sobre el mismo circuito cerrado hasta que se le acaban las
pilas o -según la versión del juguete-, la cuerda. Y aquella persona que transcurrida
la fecha de caducidad de su monótono comportamiento no cambia sus hábitos por
otros nuevos es, simplemente, no porque sea conservador en sus costumbres, sino
porque o bien ya está hibernando en vida, o bien porque la vida no le ofrece ninguna otra
sugerente alternativa.
A la fecha de caducidad en la motivación
por la repetición monótona, y muchas veces adictiva, de todo hábito prolongado
en el tiempo, le llamamos aburrimiento. Y es, llegado a este punto, cuando la
persona, apática de las acciones que llenan su día a día, desea cambiar sus
hábitos por algo que nuevamente le
motive y le haga sentir viva. Aunque no sepa aún ni qué buscar ni en qué
dirección dirigirse. Pero es en este estado personal e íntimo en que se produce
el inicio del movimiento por el cambio que hará evolucionar al individuo y, con
él, a su realidad más inmediata, y por extensión –tarde o temprano- al conjunto
de la sociedad.
No obstante, es verdad que cada
persona es un mundo, y hay quienes tardan más en aburrirse de sus hábitos
frente a los que se aburren más pronto. Ya que cada cual tenemos ciclos de
evolución y madurez personal diferentes: largos y lentos, o cortos y rápidos.
En definitiva, el aburrimiento humano es un reactivo en la evolución de las
sociedades; junto a la necesidad, para ser más exactos (pero no haremos mención
a esta última ya que cuenta con una vasta literatura propia).
El aburrimiento nos empuja a
recorrer nuevos caminos, a buscar nuevos horizontes, a experimentar nuevos
parajes desconocidos hasta la fecha, ya sea en el ámbito personal, social o
profesional. El aburrimiento es el germen de la ilusión, que a su vez genera
una reacción en cadena que puede desembocar en la pasión. Un ciclo combinado
trifásico (aburrimiento-ilusión-pasión) que puede activarse en cualquier momento
de nuestras vidas, ya sea por azar, ya sea de manera dirigida y predeterminada
por una voluntad inteligente externa. Aunque también no parece menos cierto que
en algunas personas puede mantenerse pasiva de manera permanente sin ser
activada.
Así que, amig@, sabiendo que el
aburrimiento es un reactivo en la evolución de las personas, si actualmente te
encuentras en la tesitura de que algún objeto, persona, circunstancia, hábito o
situación te aburre, alégrate porque pronto va a cambiar tu vida. Puesto que si
algo hay seguro en el universo es que todo está en continuo movimiento, cambio
y transformación.
Si te aburres es que estás a
punto de saltar.