De igual manera que las moléculas
están unidas por átomos, las neuronas por sinapsis o las consciencias por
ideas, las ideas están unidas por personas. Así pues, si moléculas, neuronas,
consciencias e ideas están unidas, las personas estamos interconectadas entre
sí formando un ente único, orgánico y vivo.
Pero este organismo común, al que
llamamos humanidad, no se encuentra aislado e independiente del planeta en el
que vivimos, sino que se encuentra íntimamente interconectado con él. Estamos conectados
al mundo vegetal, del cual respiramos, alimentamos y sanamos. Estamos
conectados al mundo animal, del cual vivimos y convivimos (desde las bacterias
que forman parte de nuestro estómago, a las abejas que polinizan las flores de
nuestros campos y árboles frutales, o los animales de granja que nos nutren).
Estamos conectados con el mundo mineral, sobre el que caminamos, con el que
construimos y creamos nuevos productos. Y estamos conectados con los elementos
de la naturaleza, agua, viento, fuego y tierra que hacen posible la vida en su
justa combinación. Estamos conectados con todos ellos, de igual manera que
mundo vegetal, animal, mineral y elementos de la naturaleza están conectados a
su vez entre sí.
Todos y Todo está interconectado,
formando un ecosistema planetario del que ninguno de los elementos coexistentes
puede existir sin el resto.
Una interconexión que podemos
trasladar tanto a nivel macroscópico, la interrelación de la Tierra como
planeta con su sistema solar y este con su galaxia; como a nivel microscópico,
la interrelación de los átomos con partículas subatómicas como los quarks, los
neutrinos o los besones, y estos con esos hilos vibrantes de energía a los que
llamamos cuerdas.
Todo y Todos estamos
interconectados en una secuencia infinita y fractal, donde incluso las
dimensiones conocidas del espacio más el tiempo se replican creando un universo
multidimensional, en el que lo soñado se convierte en realidad y lo real en
sueño.
Un universo multidimensional,
secuencial y fractal, en el que las personas estamos unidas por ideas, las
ideas por consciencias, las consciencias por sinapsis, las sinapsis por
neuronas, las neuronas por moléculas y las moléculas por átomos, donde los
átomos no son más que efímeros granos de arena coloreados en un gran mandala
del que formamos parte.
Así pues, amig@, desdramaticemos
los triunfos y los fracasos, los egos y los autoboicoteos, las risas y los
llantos, la alegría y la tristeza, pues solo cuando la mano de la muerte arrase
con el efímero mandala del que formamos parte, quizás, y solo quizás, podremos
trascender nuestra naturaleza.
Mientras tanto, que tengas un
apacible samsara.