Los sueños están al
alcance de todos, pero no todos alcanzan sus sueños. El iniciar el camino que
te lleva hacia la consecución de un sueño, al contrario de lo que nos han hecho
creer en esta cultura hedonista (búsqueda del placer y supresión del dolor y
las angustias) y express (desear que las cosas se hagan ipso facto), es un verdadero camino iniciático cargado de pruebas personales
donde solo los perseverantes y fieles a sí mismos lograrán completar el viaje (al
igual que los héroes de la cultura clásica). Y es justamente en este viaje donde queda
patente si el espíritu del soñador es digno de su sueño o, por el contrario,
tan solo es un soñador cuyo espíritu aún no está suficiente templado ni tiene
la madurez necesaria para practicar la
maestría de la alquimia que hace posible que un sueño se materialice en el
mundo de las formas. He aquí la prueba definitiva que convierte al iniciado en
maestro.
Muchos son los llamados y
pocos los elegidos. Y no hay más examen que el propio camino. Un camino que
pone a prueba la fortaleza y madurez del espíritu del soñador, pues solo
consiguen sus sueños aquellos que están preparados y son dignos para ello. Y
aunque la materialización del sueño pueda parecer ser, a primera vista, el regalo al esfuerzo realizado, lo cierto es
que el verdadero premio es el camino de aprendizaje de sabiduría personal que
el soñador ha ido recorriendo a lo largo de su viaje iniciático.
El viaje del soñador es
luminoso y alegre, fruto de las esperanzas focalizadas en una nueva y mejorada
realidad de sí mismo, pero se torna oscuro y triste cuando el espíritu del
soñador se rompe en su viaje, haciendo desvanecer el sueño en múltiples pedazos
esparcidos por la inmensidad del Universo. Y es que el espíritu del soñador (el espíritu
del que se presenta como promesa de guerrero y héroe de su propia vida) se
rompe y quiebra en su camino iniciático cuando aún no está preparado para el
mismo, haciendo patente su falta de Conciencia, Templanza y Autoridad Interna (madurez
interior) y muchas veces falta de Preparación suficiente en la materia a la que
se está enfrentando (profesionalidad), lo que le impide llegar a los objetivos
marcados. Y es entonces, en medio de esa incapacidad personal, que se
desencadena un estado de angustia que lleva al iniciado a la impotencia y
debilita su fuerza vital, una impotencia
que le arrastra hacia la tristeza, una tristeza que le conduce a la rabia, y
una rabia que le sumerge en la oscuridad cuya falta de vida fagocita (ingiere y
destruye) todo sueño.
…Y es entonces que el
soñador quebrado (el aprendiz fallido de guerrero y héroe), bajo los efectos de
la angustia y el dolor de su propia impotencia e incompetencia, en vez de
mostrar altura de miras siendo realista, responsable y consecuente de sus propios actos, suele mostrar la parte
más débil de su espíritu en forma de mediocridad humana creando realidades
alternativas (con la desesperada complicidad de terceros para sentirse
reforzado en su autoengaño, como el niño que busca consuelo) que le exculpen de
su propia responsabilidad y cuyo parecido con la verdadera historia del viaje
realizado es meramente pura casualidad.
Muchos son los llamados y pocos los elegidos. Y cuando el espíritu se rompe, no solo los sueños se desvanecen, sino que la propia realidad se corrompe. He aquí una muestra más de la capacidad del hombre por crear realidades alternativas, aunque en este caso no construyan nada, sino que destruyen y encarcelan a su propio creador en una fantasía irreal y a su medida, retroalimentada por actores secundarios captados para decorar con una pátina de falsa realidad la película de ciencia ficción. ¡Qué imposible tarea es para los espíritus débiles, inmaduros y vulgares, contaminados por el mordisco de la rabia, el diferenciar entre lo que es real y lo que no lo es!
Muchos son los llamados y pocos los elegidos. Y cuando el espíritu se rompe, no solo los sueños se desvanecen, sino que la propia realidad se corrompe. He aquí una muestra más de la capacidad del hombre por crear realidades alternativas, aunque en este caso no construyan nada, sino que destruyen y encarcelan a su propio creador en una fantasía irreal y a su medida, retroalimentada por actores secundarios captados para decorar con una pátina de falsa realidad la película de ciencia ficción. ¡Qué imposible tarea es para los espíritus débiles, inmaduros y vulgares, contaminados por el mordisco de la rabia, el diferenciar entre lo que es real y lo que no lo es!
Amig@, si quieres
alcanzar tu sueño, templa y fortalece tu espíritu, al igual que te precedieron guerreros
o héroes clásicos en la superación de sus pruebas vitales (como los doce trabajos
de Heracles/Hércules), ya que los sueños, sueños son, si no te preparas para
ser dign@ de conseguirlos. Pues no hay camino sin pruebas, ni pruebas sin
esfuerzo de superación, ni capacidad de superación sin una mente clara, un
corazón templado y un espíritu fuerte. Pues como decía Platón, “los espíritus
vulgares no tienen destino”.
Así pues, amig@, ¿estás
preparado y eres digno de alcanzar tus sueños? En caso de duda, miedo o
negación, sé realista del camino que vas a emprender, sé sincero de tus propias
capacidades, y prepárate a conciencia antes de iniciar tu propio viaje iniciático
hacia la consecución de tu sueño. Pues una vez decidido y comprometido, debes
ser fiel a tu compromiso, y no cabe pararse a medio camino para dar vuelta
atrás rompiendo todo compromiso y llorando
como un niño lo que no se supo hacer como un hombre (referencia de la
Sultana Aixa a su hijo Boabdil, cuando perdió Granada).
“No lo intestes. Hazlo, o no lo hagas, pero no lo intentes” (Yoda,
Star Wars)