Nos toca vivir tiempos convulsos socialmente, inmersos dentro de un intenso
período de tránsito energético del propio planeta, donde la actitud de la Aceptación
está a la orden del día como refugio en busca de cordura y paz interior de
última instancia. No obstante, la Aceptación no es más que un concepto cuya manifestación
en nuestras vidas diarias difiere mucho según con qué carga emocional la
acompañemos: victimismo o responsabilidad ante la vida.
Así pues, he aquí un par de apuntes para resituar la Aceptación en su justa
medida:
1.-Si la Aceptación representa ceder nuestro poder personal ante terceros,
es sumisión, y por tanto va asociado con el universo de emociones vinculadas al
victimismo: Yo no puedo, Yo no valgo, Yo no me lo merezco.
2.-Si la Aceptación representa fluir constantemente desde el aquí y el
ahora sin un objetivo marcado que de sentido a nuestra propia existencia en el
mundo, como marinero en mar sin rumbo determinado y a la merced del vaivén de
las olas, es sumisión, ya que igualmente estamos cediendo nuestro poder
personal a cada instante ante terceros, ya sean personas o circunstancias.
3.-En cambio, si la Aceptación representa la Templanza que requiere una
circunstancia para proseguir el camino que nos conduce a nuestro objetivo, esto
es Autoridad Interna, ya que sabemos Ser y Estar en ese justo tránsito sin
ceder nuestro poder personal.
Aceptación como sumisión es resignación, y por tanto cedemos nuestra
Autoridad Interna al mundo.
Aceptación como Templanza es Presencia, y por tanto no cedemos nuestra Autoridad
Interna al mundo. Ya que para que haya Autoridad Interna debe haber Templanza;
para que haya Templanza debe de haber Presencia; y para que haya Presencia debe
de haber Aceptación del momento presente. Una Aceptación del que se sabe
Responsable de su propia Vida, y no una víctima de la misma.
Si un@ no se responsabiliza de su propia vida, si un@ no coge las riendas
de su Autoridad Interna, nunca podrá alcanzar sus sueños, sino que participará ya
sea de manera activa o pasiva en la consecución de los sueños de otros. Pero
aún más grave, sin Autoridad Interna se le pasará el tiempo de su existencia
viviendo la vida de terceros sin llegar a descubrir, y por tanto sin poder realizarse,
en lo que un@ Es y para lo que hemos venido a Hacer. Nuestra es la decisión.
Nuestra es nuestra vida, que nadie va a vivir por nosotros. Feliz existencia!