Ponte un hábito, y te
sentirás monje.
Ponte un uniforme, y te
sentirás militar.
Ponte una bata blanca, y
te sentirás médico.
Ponte un traje, y te
sentirás empresario.
Ponte una mochila, y te
sentirás viajero.
Ponte a jugar, y te
sentirás niñ@.
Ponte en circunstancias,
y formarás parte natural de ese entorno circunstancial de tu vida.
Así pues, una vez que
perdiste tu vieja identidad, ¿qué te impide inventarte una nueva? La respuesta,
al contrario de lo que puedas pensar, no está fuera en el exterior, sino dentro
ti mismo: El único obstáculo para reinventarte eres Tú; así como el único lugar
donde habita la magia para reinventarse no está en otro sitio más que dentro de
ti!.
Todo ser humano tiene la
capacidad de readaptarse a un entorno cambiante con la misma habilidad de un
camaleón, porque la adaptación al medio forma parte de nuestra naturaleza como
especie, y porque, al contrario que otras especies y de lo que podamos pensar,
somos polifacéticos como individuos.
No obstante, ¿te imaginas
al camaleón pudiéndose adaptar a un nuevo medio natural aún aferrándose mental
y emocionalmente al viejo medio del que procedía? Seguro que no. Ya que ambos
sabemos que el camaleón se adapta al medio en el que se encuentra porque asume
su nueva circunstancia con ese medio y, por tanto, aceptando su presencia en
ese nuevo hábitat puede mimetizarse con el mismo.
Justamente, la aceptación
es lo que nos permite adaptarnos a nuestras circunstancias e iniciar nuestro proceso
de reinvención personal.
Pero para llegar al
estado de la aceptación debemos desapegarnos de esa realidad inexistente de la
que venimos y que, hasta la fecha, ha dado sentido a nuestra vida en ese pasado
reciente y, en muchos casos, añorado.
Desapegarse -que
representa cerrar una vieja puerta para poder abrir otra nueva-, implica
aprender el hecho que nuestra identidad como personas irrepetibles en el mundo no
se fundamenta en todos aquellos bienes tangibles e intangibles que hasta el
momento constituían nuestra realidad, como podrían ser el estatus social, el
trabajo, el currículum vitae, el coche, la casa, la pareja o el círculo de
amistades, entre otras tantas cosas. Puesto que todos nosotros, como seres
humanos, somos mucho más que todo aquello que podamos poseer, y por extensión
creamos falsamente ser, en un momento determinado de la vida.
He aquí que tú tienes el poder
desde que naciste para reinventarte. Porque tuyo es el derecho por ley divina a
poder ser diferente de cómo eras. Porque tú, al igual que yo y todos, podemos
reinventarnos en todo aquello que deseamos ser. Porque el secreto está en saber
que ser es ser, no es tener. Y puestos a ser, aprovecha esta pausa que quizás
te ha dado la vida, al desprenderte del medio en que se fundamentaba tu vieja
identidad donde no ibas sino que te llevaban, para estar contigo mism@ y
meditar qué es en lo que realmente desearías reinventarte (pues seguramente aún
no lo sabes), siendo consciente que no hay mayor poder para reinventarse que saber
quién es un@ y, en consecuencia, vivir siendo auténtico y fiel consigo mism@.
En resumen:
1.-Desapégate de tu vieja
realidad
2.-Refuerza tu identidad
como ser humano por el simple hecho de ser, no de tener.
3.-Acepta tu nueva
situación
4.-Inicia tu proceso de
Reinvención personal
5.-Reencuéntrate para
vivir siendo Tú mism@
Y recuerda, tienes derecho
a ser diferente de cómo eres ya que en ti está el poder para reinventarte y, lo
que es más importante, el derecho divino de ser feliz (sabiendo que la felicidad
es un estado de consciencia personal, una actitud ante la vida que hay que
trabajar día a día).
Y dicho esto, amig@ mí@, tuya
es la magia y la determinación para cumplir el sueño de vivir otra vida. Aprovéchalo,
ya que nadie va a vivir por ti!