La vida, cuya razón es
ser o no ser en el universo, no tiene sentido porque no debe justificarse a sí
misma, ya que dar sentido a las cosas tan solo es una cualidad humana. Así
pues, la pregunta no es si la vida tiene o no tiene sentido, sino si tú has
encontrado sentido a tu vida.
Hay quienes se pasan
infructuosamente toda la vida buscando sentido a su propia existencia. Otros lo
alcanzan para después volverlo a perder. Hay quienes lo tienen claro desde bien
jóvenes frente a aquellos otros que lo descubren al final de sus días. Incluso
hay personas que cambian continua y periódicamente el sentido a su vida. Y, por
descontado, hay tantos sentidos a la vida como personas respiran.
Con independencia de cual
sea el caso particular de cada cual, lo cierto es que dar sentido a nuestra
vida es como ingerir un complemento vitamínico que nos imbuye de la poderosa luz
de la esperanza y la inquebrantable fuerza
del optimismo para alcanzar un sueño identificado. Mientras que vivir sin dar
sentido a la vida es como deambular abatido día tras día por una ciénaga
sombría, donde la magia de la existencia ha desaparecido y, con ella, la
capacidad para crear la realidad propia que deseamos vivir.
Sí, como sabemos aunque
sea inconscientemente, dar sentido a nuestra vida y crear la realidad que
deseamos vivir van íntimamente ligadas, hasta tal punto que la una no puede
existir sin la otra, como la indivisibilidad de las dos caras de una misma
moneda.
Llegados a este punto,
preguntémonos si nuestras vidas tienen sentido o, si por el contrario, debemos
buscarlo o incluso renovarlo (En caso de no tenerlo y de carecer de la
necesidad de encontrarlo, más vale que pongamos el grito de alerta al cielo, ya
que sin habernos dado cuenta nos hemos convertido en muertos vivientes. Así que
si deseas volver a la vida, ya puedes ponerte las pilas a buscar el sentido de
tu propia existencia).
Encontrar el motivo que
da sentido a nuestra vida es un proceso bien sencillo marcado por la fórmula
3B: Buscar, Buscar y Buscar hasta encontrar. Un método de trabajo que cuenta
con dos variables importantes a tener presente: tiempo y campo de exploración
tan extenso como la propia búsqueda requiera. En otras palabras: no te agobies
si no encuentran el sentido a tu vida de hoy para mañana, ya que si buscas
encontrarás, aunque en ello te vaya todo un año o más. Puesto que muchas veces
el motivo que da sentido a nuestra vida no se nos presenta hasta que nosotros
mismos no estamos preparad@s para verlo, ya sea por falta de madurez, ya sea
por que nos encontramos en medio de un proceso de transformación personal (como
el paso de oruga a mariposa), ya sea porque estamos en un punto de bloqueo
mental y emocional.
Como hemos visto, el
proceso de búsqueda es sencillo ya que se trata de un ejercicio mecánico, pero
sus consecuencias son profundas puesto que no hay resultado de la búsqueda sin
un proceso de reencuentro con uno mism@ más allá de las interferencias del
mundo exterior. Es decir, encontrar aquello que da sentido a nuestra vida
implica un viaje hacia nuestro propio interior para reencontrarnos con nuestra
propia y singular esencia. Y ello conlleva posicionarnos frente a los demás en
una reivindicación sin cesiones de nuestra identidad, lo que en otras palabras
podríamos llamar como coger las riendas de
nuestra autoridad interna.
¿Pero cómo sabemos que
hemos encontrado el sentido a nuestra vida?. No os preocupéis, todos lo
sabemos, porque lo sentimos en nuestro interior. Y remarco el hecho que lo sentimos
para diferenciarlo del hecho de pensarlo. Ya que en esta búsqueda, el maestro
de vida no es la mente sino el corazón, ya que nadie más que tú mism@ puede
saber, a través del lenguaje de las emociones, cuál es el motivo que da sentido
a tu vida.
Pero aún te diré más,
diferenciamos aquello que da sentido a nuestra vida del propósito de nuestra
vida cuando lo que da sentido se hace sostenible en el tiempo. Pero esto es trigo
de otro pajar, aunque si quieres profundizar en este tema te remito al capítulo
que bajo el nombre “¿Cómo sintonizamos con nuestro destino?” escribí en el
libro El Poder Transformador del Fracaso,
editado por Silva Editorial, 2011. (Versión digital en Bubok).
Para finalizar solo te
diré que es sumamente saludable para nuestra existencia el hecho de dar sentido
a nuestras vidas, ya que solo así conseguimos que salte la chispa que nos
produce la alegría y la ilusión por vivir. La misma chispa que nos ayuda a
levantarnos cada mañana confiando en un nuevo, renovado y mágico día lleno de
sorpresas por descubrir, en una aventura más en nuestro viaje personal.
Y dicho esto, dime, ¿ya
sabes qué da sentido a tu vida?