No daba crédito a lo que
escuchaba en pleno siglo XXI, concretamente el miércoles 12/12/2012, en uno de
los telediarios de nuestro país que difundía las declaraciones del ministro de
Justicia en ocasión de una entrevista radiofónica relativa a los temas
socio-económicos de rabiosa actualidad: “Gobernar es repartir dolor”, manifestó
literalmente y sin inmutarse para justificar su gestión y la del resto de su
equipo de Gobierno.
Ante esta declaración de
malos principios, no he podido resistirme al derecho de réplica a través de este
humilde blog, para expresarle a su señoría a modo de pequeña carta abierta el
siguiente decálogo reivindicativo:
1.-Gobernar, señor
ministro, no es repartir dolor, es velar por el bienestar colectivo de los
ciudadanos.
2.-Gobernar repartiendo
dolor, señor ministro, atenta directamente contra los principios fundamentales
de un Estado de Derecho y de Bienestar Social propio de toda Democracia.
3.-Gobernar repartiendo
dolor, señor ministro, es asumir la premisa de una sociedad clasista en la que
existen ciudadanos de primera, que son aquellos que imparten dolor, y
ciudadanos de segunda, que son los receptores de ese dolor y que tristemente
suman ya 20 millones de personas que viven en el umbral de la pobreza,
representando el 44% del total de la población española.
4.-Gobernar repartiendo dolor, señor ministro,
confirma su deserción
a la propia Constitución que defiende que todos los españoles tienen derecho al
trabajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las
de su familia (art.35), que los poderes públicos aseguran la protección social,
económica y jurídica de la familia (art.39), y que todos los españoles tienen
derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada (art.47), entre otros
derechos fundamentales relativos a la sanidad y la educación que no enumero
para no parecer cansino. Una deserción que tiene mayor gravedad, si cabe, al ser
su señoría el titular de la cartera de Justicia.
5.-Gobernar
repartiendo dolor, señor ministro, es aceptar que la injusticia social es
intrínseca a la actividad de gobernar y, por tanto, que gobernar es el arte de
gestionar los bienes comunes de manera no equitativa.
6.-Gobernar
repartiendo dolor, señor ministro, es propio de quienes no creen que hay otra
manera de hacer las cosas.
7.-Gobernar
repartiendo dolor, señor ministro, es característico de quienes no tienen
capacidad de innovar para construir un mundo mejor.
8.-Gobernar
repartiendo dolor, señor ministro, forma parte de la naturaleza de aquellos que
carecen de imaginación para soñar, pues solo con los sueños se puede crear otra
realidad.
9.-Gobernar
repartiendo dolor, señor ministro, es el decreto vital de quien ha perdido toda
esperanza, se ha dado por rendido y, por tanto, no es merecedor de la
responsabilidad de gobernar.
10.-Gobernar
repartiendo dolor, señor ministro, es lo que justamente no se merece ni esta ni
ninguna sociedad.
Y para
que quede constancia firmo la presente carta a 15 de diciembre de 2012, a sabiendas que -para
usted y los suyos-, no soy más que uno de los muchos ciudadanos de segunda
susceptibles de ser prescindidos de nuestros derechos fundamentales con
agravante de dolor.