lunes, 26 de septiembre de 2011

Si te sientes perdid@, es que estás cambiando

Si te sientes inquiet@. Si sientes que tu vida ya no te llena. Si percibes que te falta algo. Si ya no te sientes identificad@ con tus relaciones. Si te sientes desconectad@ de tu trabajo. Si sientes que quieres otra cosa pero no sabes el qué. Si no te sientes a gusto con tus actuales identidades. Si deseas salir de tu zona de comodidad. Si quizás no duermes bien. E incluso tienes ganas de llorar. No te estás volviendo loc@, es que estás mudando la piel. La piel interior de tu propio ser.

Pero aún te diré más. Si te encuentras perdid@, pero no puedes volverte hacia atrás, y al mirar hacia los lados y hacia delante sientes vértigo, no estás enferm@, es que te encuentras en medio del puente colgante de la transición de todo cambio. Detrás de ti dejaste la naturaleza que ya no eres, y frente a ti, una vez que atravieses el puente, se encuentra tu nueva naturaleza en la que te estás transformando. Por eso te sientes perdid@, porque aún estás en un punto indefinido del puente. Y por eso te sientes inquiet@ y con ciertos temores, porque ese puente es colgante.

El puente colgante de la transformación es un trayecto interno, construido por un entramado de peldaños emocionales por los que debes pasar para poder atravesarlo. O, ¿a caso te imaginabas que se puede transformar la energía de cada una de las células de tu ser sin sentir nada? La buena noticia es que, al igual que el proceso de la crisálida por el que pasa una oruga para transformarse en mariposa, tienes todo el potencial para convertirte en un ser con alas.

Ese entramado de peldaños emocionales del que está construido tu puente colgante es lo que posibilita el proceso del aprendizaje personal, único e intransferible, que te otorgará durante el camino un nuevo conocimiento y te permitirá durante el trayecto crecer como Ser Alado. Así que sé valiente y con la conciencia abierta camina hacia delante, hasta alcanzar la plena transformación de tu nueva naturaleza. Por el contrario, cabe la posibilidad que decidas congelarte en tu proceso natural y te quedes perdid@ durante mucho tiempo en medio del puente colgante, viviendo tu vida anterior sin ser ya el/la de antes, ni permitiéndote vivir en una nueva vida como un nuevo ser en el que debes renacer. Tuya es la decisión, y elijas lo que elijas estará bien.

Pero déjame decirte que por evolución natural entraste en el puente como un ser sin alas, y puedes salir de él habiéndote convertido en un Ser Alado. Y en el proceso transformador aprenderás que todo cambia en un eterno fluir, porque la impermanencia es ley de vida. Y que cuando sientes miedo no eres tú, sino los demás en ti, ya que los miedos no son más que sombras irreales proyectadas sobre las paredes de tu mente que solo quieren impedirte que despliegues las alas y vueles. Y aprenderás que Tú sí que puedes, sí que vales y sí que te lo mereces, todo aquello con lo que sueñes. Y descubrirás que el mundo no tiene horizontes. Y gozarás volando sobre mil paisajes. Y sabrás amar sin apegos, porque el amor encadenado es todo menos amor. Y disfrutarás al dejarte fluir intensamente por los instantes del continuo presente, que es la verdadera vida. Y serás feliz compartiendo momentos llenos de luz con otros Seres Alados. Y reconocerás la magia sanadora de un abrazo, una caricia, un beso y una sonrisa. Y te reconocerás dueñ@ de tu propia existencia. Y con las alas bien extendidas bajo un día de radiante sol o de refrescante lluvia, te sentirás viv@, te sentirás originalmente Tú. Y en ese descubrirte reconocerás tus habilidades y dones naturales, y hallarás tu medio natural donde los desplegarás con gracia y sin esfuerzo, porque ya eres Tú mostrándote al mundo con plena genuidad.

Así que ya sabes. Si te sientes perdid@, es que estás cambiando para convertirte en una versión mucho más mejorada de tu propia actual naturaleza. La transformación comenzó, y no tiene vuelta atrás. El paso por el puente colgante es un proceso de aprendizaje que te conduce al reencuentro con tu sabiduría interior, contigo mism@, donde llegarás a reconocerte y aceptarte tal y como eres, sin etiquetas con colorantes ni roles postizos edulcorantes impuestos por los demás. Y la mejor noticia de todas es que, si aún no te has dado cuenta, mírate en un espejo la espalda y verás cómo te están creciendo ya unas preciosas alas que en un día muy próximo te permitirán volar.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Las 3 verdades fundamentales del fracaso

1.-El fracaso es una experiencia de aprendizaje

El fracaso, en letras mayúsculas, tan sólo es una experiencia. Sí, has oído bien: el fracaso sólo es una experiencia. Una experiencia que nos permite adquirir un aprendizaje y, por tanto, forma parte de la naturaleza humana.

La percepción social positiva o negativa de ese aprendizaje está determinada por la cultura, por lo que ésta puede marcar con fuego a aquella persona que pase por dicha experiencia. Es decir, una persona que pase por la experiencia del fracaso, dependiendo del ambiente cultural en la que viva y se desarrolle, ante los ojos de su sociedad puede ser una persona que está aprendiendo o, por el contrario, puede ser calificado como un inútil y una mancha para la sociedad que sólo trae vergüenza y que, por tanto, hay que esconder. Qué posturas tan divergentes, ¿verdad?. Es como si el fracaso pudiera ser un padre intransigente que ante una equivocación de su hijo le gritara:

-¡Eres un inútil! ¡Es que no vales para nada!-, y acto seguido le castigara indefinidamente.

O, por el contrario, el fracaso puede ser un padre comprensivo que ante una equivocación de su hijo, le pone toda su atención para enseñarle de manera paciente cómo se debe de hacer correctamente para que no vuelva a caer en el mismo error.

Así pues, la persona que experimenta el fracaso en una sociedad abierta y comprensiva, que entiende la experiencia como un proceso de desarrollo personal de la propia persona y a su vez enriquecedor para el conjunto de la comunidad, no va a tener mayores problemas que el aprender de dicha experiencia. El problema lo tiene aquella persona que vive en un entorno que concibe el fracaso como una vergüenza social que hay que castigar en el ámbito público y privado, porque a ésta persona le están atacando de manera directa y sin miramientos su línea de flotación personal: la autoestima.

2.-Fracasamos porque es Ley de Vida

¿Por qué fracasamos?, nos preguntamos. La respuesta es bien sencilla: porque es Ley de Vida. Podemos decirlo más alto, pero no más claro. El fracasar forma parte de nuestro proceso de aprendizaje, y es un denominador común y universal a toda la humanidad.

Tanto es así que, en el mundo de los negocios, en cualquier país que se analice, los expertos han llegado a una misma conclusión: el 80% de las pequeñas y medianas empresas (pymes) fracasan antes de los cinco primeros años, y el 90% del total no llega a los diez años. Y esto pasa en los cinco continentes, sin excepción alguna.

Esta percepción del fracaso como Ley de Vida, y más específicamente como denominador común del ser humano en el ámbito de los negocios por poner un ejemplo, es extensible a cualquier dimensión de nuestra vida, ya sea personal, profesional o social. Podemos estigmatizarnos negativamente ante una experiencia de aprendizaje de fracaso, y congelarnos en ese estado (por imposición cultural, en un ataque frontal directo contra nuestra autoestima), o podemos aprender de la experiencia en positivo para crecer personalmente (trascendiendo esa cultura). ¿Cuántas veces no han escuchado a una persona separada o divorciada, después de varios intentos por experimentar e intentar consolidar una nueva relación sentimental, y con independencia de lo que pueda opinar su entorno: “ahora ya sé lo que quiero y lo que no quiero”?... Eso es sabiduría fruto de la experiencia.

3.-Tú nunca fracasas, sólo te transformas

Si el fracaso es una experiencia que nos permite adquirir un aprendizaje, y a su vez forma parte de la naturaleza humana, la persona que experimenta el fracaso debe trascender de manera individual a esa cultura ambiental que erróneamente le inculca que es un inútil como persona y una vergüenza para su entorno social. El fracaso forma parte de la evolución natural de toda persona, con independencia de las etiquetas que cada cultura intente imponer en un momento histórico concreto, y por tanto limitado.

El primer paso que hay que dar para trascender individualmente a una visión colectiva y cultural sobre el fracaso, es entender que el fracaso forma parte de una transformación personal y natural. Y ese entendimiento, que rompe los muros culturales que nos han impuesto desde el momento incluso anterior a nacer, es una experiencia íntima que la persona inicia en un camino personal en busca de nuevo de la luz de un nuevo día.

Recuerda: Tú nunca fracasas, sólo te transformas en un proceso de crecimiento personal continuo por alcanzar nuevas y mejores versiones renovadas de ti mismo. ¿Cómo no vas a transformarte en un mundo cuya Ley de Vida es la transformación continua, donde nada es siempre igual y todo es impermanente? Así pues, vive fluyendo con los cambios de tu vida, con la libertad y la serenidad de espíritu de un sabio que sabe que todo siempre se transforma y que no existen los fracasos, sólo las experiencias. Ya que conocimiento sin experiencia real solo es inteligencia, algo profundamente humano. Pero conocimiento con experiencia real es sabiduría, algo esencialmente divino. Y quien no experimenta, no se equivoca; por lo que equivocarse, fracasar, forma parte de nuestro camino hacia la sabiduría y la transformación personal.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Las palabras cambian el mundo…, cuando las personas están preparadas

Cuando era pequeño, tenía la profunda convicción que con las palabras se podía cambiar el mundo. Pero a medida que me fui haciendo mayor, esa idea romántica se desvaneció ante la rigidez de la mente y los corazones humanos. Hasta que pasado un tiempo, redescubrí que en verdad las palabras tienen el poder de la transformación en las personas, pero sólo cuando éstas están preparadas.

Al igual que un ciego no puede ver la luz, y con ella su belleza. Una persona dormida interiormente no puede percibir el poder sutil pero profundo de las palabras.

La grandeza del poder de las palabras es que sólo se muestra a aquellos que están preparad@s para recibirlo. No obliga, ni coacciona, ni presiona a nadie. Al contrario, si la persona no está evolucionada en la intimidad de su ser, el poder de las palabras no se muestra, ya que respeta el proceso de crecimiento personal de cada uno.

El poder de las palabras es directamente proporcional al nivel de conciencia de cada persona. Las palabras transmutan la esencia de la naturaleza humana, como parte de la alquimia que transforma al gusano en mariposa, pero su poder sólo se muestra desde la frecuencia del amor. Sin el amor, las palabras son piedras duras, opacas y compactas en las manos de quienes las sustentan, y solo sirven para lanzárselas unos a otros en un juego que sólo distrae, confunde, y no lleva a nada. Pero ya en las proximidades de la dimensión del amor, las palabras irradian una luz que todo lo transforma, adaptando una nueva estética de piedras preciosas y sagradas.

Las palabras son piedras de un profundo saber universal, que sólo muestran su verdadera naturaleza a aquellas personas en cuyo interior prende la llama de la luz de su esencia humana. Los reconocerás porque son Seres Alados, los reconocerás porque en sus espaldas despuntan ya unas alas.

Las palabras tienen el poder de transformar tu vida, porque es el lenguaje de los pensamientos con los que creas tu realidad y cambias, transmutas y sanas tu propia naturaleza molecular. Y no lo digo yo, sino que a estas alturas del siglo XXI lo gritan en voz alta y públicamente la física cuántica, la física molecular y la física biológica. Y si no me crees, pregunta a cualquier científico que te lo constatará con hechos empíricos, algo que los sabios ya conocían desde la antigüedad. Mantenerse en la creencia errónea de que nuestras palabras, como lenguaje de nuestro pensamiento, no crea nuestra propia realidad, es como continuar sosteniendo la máxima de que la Tierra es plana.

Las palabras tienen el poder de transformar el mundo, desde el interior de las personas, cuando éstas están preparadas. Así que ya sabes, sé respetuoso y responsable con las palabras, porque ellas tienen el poder de crearte un nuevo mundo en tu nuevo renacer. Y ahora que ya sientes su poder, y ya te es imposible verlas como simples piedras, despliega tus alas y vuela alto, porque ellas iluminarán tu verdadero camino en un viaje maravilloso por entre mil diferentes paisajes que te llevarán al reencuentro contigo mism@ como Ser Alado.

Que la fuerza luminosa del poder transmutador de las palabras te acompañe en tu nuevo renacer, y que con ellas ilumines el camino de nuevos Seres Alados, para juntos cambiar el mundo ahora que ya somos muchos los que tenemos alas y estamos preparados.

Que el verbo (la palabra), se haga una vez más realidad!

sábado, 3 de septiembre de 2011

Ven, siéntate conmigo y desaprendamos juntos

Ven, y si te apetece, siéntate conmigo y aprendamos juntos a desaprender.

Uno: Vive el Momento

Ven y sentémonos en la orilla del mar,
para descansar la mirada en el horizonte azul donde mar y cielo se aman,
hechizando el oído con la dulce melodía pasional que acuna las olas,
embriagando de locura al sentir hundidos los dedos de pies y manos bajo los juguetones gránulos de la húmeda arena de la playa,
saboreando en boca y labios mojados el instante salado que nos hace degustar la brisa marina,
e hipnotizándonos oliendo la esencia aromática de la espumosa cabellera del mar, que huele a vida, que huele a eternidad.

Ven y sentémonos en la orilla del mar,
con todos los sentidos de tu cuerpo bien abiertos,
pues no existe otro pasaje para poder anclarnos en éste momento, en éste instante,
donde el tiempo deja de ser tiempo,
y los gránulos de la arena, como dunas en el desierto, avanzan imparables sobre toda la superficie de tu mente.

Es entonces que ya no piensas, sólo sientes.
Y en ese sentir, es cuando ya desaprendes.

Dos: Deja de Recordar

Ven y siéntate conmigo para dejar de recordar,
ya que ir perdiendo la memoria es como mudar la piel a cada tiempo,
y ello es como morir mentalmente para permitirte la bendición de volver a nacer con nuevos pensamientos.

Ven y sentémonos juntos para dejar de recordar,
ya que nunca somos los mismos,
y a cada muda de piel hecha de pensamientos,
emerge en la superficie de tus poros con más fuerza si cabe tu Yo ancestral y verdadero.

Ven y siéntate conmigo para dejar de recordar,
ya que aprender a dejar ir el lastre de la memoria te permite avanzar,
y cuanto menos recuerdes más rápido volarás,
porque tus ciclos vitales serán más breves, intensos y ascendentes,
porque sólo desaprendiendo a recordar te permitirás aprender de verdad.

Es entonces que ya no piensas, sólo sientes en tu fluir.
Y en ese fluir, es cuando ya aprendes a aprender.

Tres: Expresa tu Amor

Ven, siéntate a mi lado y expresémonos amor,
porque a cada caricia demostrada, con la levedad de un gesto dulce, sanas la agrietada piel para despertarla erizada y así devolverle su esencia luminosa como cuerpo del alma.

Ven, siéntate a mi lado y expresémonos amor,
porque a cada abrazo espontáneo, con la frescura del instante irremplazable, dinamitas los muros del miedo de tu interior, de ese miedo controlador que es ajeno y por tanto impuesto, que no te deja reencontrarte en tu verdadero Yo.

Ven, siéntate a mi lado y expresémonos amor,
porque a cada beso impulsivo, con la calidez propia del lenguaje del corazón, estás alentando al brote divino de tus alas, que como ser humano te corresponden por derecho cósmico, para que puedas desplegarlas y así volar.

Ven, siéntate a mi lado y expresémonos amor,
porque a cada caricia, abrazo y beso dulce, libre y espontáneo, estamos aprendiendo a desaprender para volver a aprender desde nuestra sabiduría interior. 

Es entonces que ya no piensas, sólo sientes y en tu fluir amas.
Y en ese amar, es cuando ya aprendes a volar.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Si tienes miedo, es que no eres Tú!

El miedo es un implante que te introducen de pequeño, y que se activa haciéndote repetir mil veces: No puedo, No valgo, No me lo merezco.

El miedo es un anticuerpo cultural de laboratorio que controla todos tus movimientos, y lo más peligroso: todos tus pensamientos e incluso tus sentimientos.

El miedo es un coagulante artificial de supermercado barato que paraliza tu corazón cuando deseas un cambio.

El miedo es una estrategia de hombres malvados para que cedas siempre, siempre, tu poder a los otros.

El miedo es una substancia cancerígena que ataca ferozmente aquello que más quieres: tu autoestima.

El miedo es un ilusionista triste que te hace creer que el mundo, y con él el universo, es caduco, pobre y limitado.

El miedo es un juego de espejos que te entretiene y despista para que no puedas reencontrate contigo mism@, porque sabe que es en ti donde se haya tu verdadero poder.

El miedo es un espíritu malicioso que se crece creyéndose importante en ese juego de manos que se ha inventado y que hacer llamar fracaso.

El miedo es un gran mentiroso, un embaucador profesional que te engaña una y otra vez para no quedarse sólo.

El miedo es la cadena de tu falso Yo para tenerte atado y bien atado, al que le encanta ir de compras por el centro comercial de los miedos.

Y además, entre tú y yo, el miedo tiene no miedo, sino pánico, a que le mires directamente a los ojos para que no descubras que está vacío por dentro. Porque el miedo no tiene personalidad alguna, sólo es un juego de sombras huidizo que se proyecta sobre tu mente para sentirse real.

El miedo, en definitiva, es una vacuna que te pusieron hace muuuuuuuuuchos años al despertar de tu primer sueño y que lleva un antivirus que inhibe tu ser para no dejarte crecer tus alas… Porque, por si no lo sabías, Tú, simplemente por ser humano, tienes la capacidad de desarrollar unas preciosas alas. ¿O qué te pensabas que era ese pequeño dolor que a veces sientes en la espalda?

Pero la buena noticia, aquello que todos ocultan, el secreto mejor guardado por los seres sin alas, es que el implante del miedo se desactiva haciéndote repetir varias veces: Yo puedo, Yo valgo, Yo me lo merezco.

Y es entonces que brotan con fuerza esas magníficas alas de tu espalda.

Y es entonces que tu pecho se abre desgarrado para respirar con fuerza el aire del horizonte.

Y es entonces que tu plumaje sólo te pide viento, vuelo, libertad y el sol de mil paisajes.

Y es entonces que ya no tienes miedo a la vida, porque tú eres esa vida mágica, radiante y rica que se te ha metido dentro, bien dentro, hasta lo inimaginable.

Y es entonces que ya no tienes miedo, porque al desplegar tus alas te has reencontrado, y ya te sientes libre de ser tú mism@: ya sientes como fuego el poder luminoso que llevas dentro.  

Y es entonces que como Ser Alado ya no ves al miedo como miedo, sino como unas pobres sombras arrogantes que se visten con grandes ropajes para parecer importantes en el país sin Sol. (…porque el Sol las seca hasta convertirlas en polvo)

Y es entonces que te dejas fluir por los vientos de los cuatro puntos cardinales, volando alto, bien alto, con las plumas bien extendidas recortadas en el cielo azul, aspirando vida y al enriquecedor encuentro espontáneo de otros Seres Alados como tú!.