Si te sientes inquiet@. Si sientes que tu vida ya no te llena. Si percibes que te falta algo. Si ya no te sientes identificad@ con tus relaciones. Si te sientes desconectad@ de tu trabajo. Si sientes que quieres otra cosa pero no sabes el qué. Si no te sientes a gusto con tus actuales identidades. Si deseas salir de tu zona de comodidad. Si quizás no duermes bien. E incluso tienes ganas de llorar. No te estás volviendo loc@, es que estás mudando la piel. La piel interior de tu propio ser.
Pero aún te diré más. Si te encuentras perdid@, pero no puedes volverte hacia atrás, y al mirar hacia los lados y hacia delante sientes vértigo, no estás enferm@, es que te encuentras en medio del puente colgante de la transición de todo cambio. Detrás de ti dejaste la naturaleza que ya no eres, y frente a ti, una vez que atravieses el puente, se encuentra tu nueva naturaleza en la que te estás transformando. Por eso te sientes perdid@, porque aún estás en un punto indefinido del puente. Y por eso te sientes inquiet@ y con ciertos temores, porque ese puente es colgante.
El puente colgante de la transformación es un trayecto interno, construido por un entramado de peldaños emocionales por los que debes pasar para poder atravesarlo. O, ¿a caso te imaginabas que se puede transformar la energía de cada una de las células de tu ser sin sentir nada? La buena noticia es que, al igual que el proceso de la crisálida por el que pasa una oruga para transformarse en mariposa, tienes todo el potencial para convertirte en un ser con alas.
Ese entramado de peldaños emocionales del que está construido tu puente colgante es lo que posibilita el proceso del aprendizaje personal, único e intransferible, que te otorgará durante el camino un nuevo conocimiento y te permitirá durante el trayecto crecer como Ser Alado. Así que sé valiente y con la conciencia abierta camina hacia delante, hasta alcanzar la plena transformación de tu nueva naturaleza. Por el contrario, cabe la posibilidad que decidas congelarte en tu proceso natural y te quedes perdid@ durante mucho tiempo en medio del puente colgante, viviendo tu vida anterior sin ser ya el/la de antes, ni permitiéndote vivir en una nueva vida como un nuevo ser en el que debes renacer. Tuya es la decisión, y elijas lo que elijas estará bien.
Pero déjame decirte que por evolución natural entraste en el puente como un ser sin alas, y puedes salir de él habiéndote convertido en un Ser Alado. Y en el proceso transformador aprenderás que todo cambia en un eterno fluir, porque la impermanencia es ley de vida. Y que cuando sientes miedo no eres tú, sino los demás en ti, ya que los miedos no son más que sombras irreales proyectadas sobre las paredes de tu mente que solo quieren impedirte que despliegues las alas y vueles. Y aprenderás que Tú sí que puedes, sí que vales y sí que te lo mereces, todo aquello con lo que sueñes. Y descubrirás que el mundo no tiene horizontes. Y gozarás volando sobre mil paisajes. Y sabrás amar sin apegos, porque el amor encadenado es todo menos amor. Y disfrutarás al dejarte fluir intensamente por los instantes del continuo presente, que es la verdadera vida. Y serás feliz compartiendo momentos llenos de luz con otros Seres Alados. Y reconocerás la magia sanadora de un abrazo, una caricia, un beso y una sonrisa. Y te reconocerás dueñ@ de tu propia existencia. Y con las alas bien extendidas bajo un día de radiante sol o de refrescante lluvia, te sentirás viv@, te sentirás originalmente Tú. Y en ese descubrirte reconocerás tus habilidades y dones naturales, y hallarás tu medio natural donde los desplegarás con gracia y sin esfuerzo, porque ya eres Tú mostrándote al mundo con plena genuidad.
Así que ya sabes. Si te sientes perdid@, es que estás cambiando para convertirte en una versión mucho más mejorada de tu propia actual naturaleza. La transformación comenzó, y no tiene vuelta atrás. El paso por el puente colgante es un proceso de aprendizaje que te conduce al reencuentro con tu sabiduría interior, contigo mism@, donde llegarás a reconocerte y aceptarte tal y como eres, sin etiquetas con colorantes ni roles postizos edulcorantes impuestos por los demás. Y la mejor noticia de todas es que, si aún no te has dado cuenta, mírate en un espejo la espalda y verás cómo te están creciendo ya unas preciosas alas que en un día muy próximo te permitirán volar.