Todo emprendedor, cuando inicia un proyecto sólo tiene un objetivo en su mente: tener éxito. Para unos, un éxito económico, para otros un éxito social, para unos terceros el éxito de poder autorealizarse profesionalmente, pero éxito al fin y al cabo. Nadie inicia un proyecto para fracasar. Pero entonces, ¿porqué la ilusión que nos invade cuerpo y alma en los momentos de poner en marcha nuestro proyecto, puede tornarse en desilusión y sentimiento de fracaso?.
Las personas que han bebido del conocimiento de la escuela clásica nos dirían:
-"Ud. ha fracasado porque no estaba suficientemente preparado y porque no ha evaluado adecuadamente la oportunidad de su modelo de negocio"
Esta afirmación, que durante años se ha considerado como válida, ahora ha dejado de tener vigencia. ¿O es que acaso, los señores de Wall Street no eran profesionales? Y los analistas económicos internacionales, ¿no evaluaron con diligencias la situación económica de sus países? Y los directores generales de multitud de empresas pequeñas, medianas y grandes, ¿por qué erraron sus pronósticos de crecimiento y desarrollo?. Como se puede observar en un mundo convulsionado por las tensiones del mercado, el éxito no tiene que ver exclusivamente con la formación que uno crea tener sobre una parcela de conocimiento, ya sea de marketing, ingeniería, recursos humanos, gastronomía, comercio o cualquier otra actividad. Si pensamos que podemos controlar la vida, y su continuo movimiento evolutivo, con cuatro reglas teóricas y un ápice de experiencia, es que somos unos arrogantes. La vida es mucho más. Por lo que el éxito depende de otros muchos ingredientes más acordes con la propia naturaleza de la vida. Redescubramos, pues, la fórmula del éxito.
Si le preguntásemos a la vida cuál es la fórmula para tener éxito, ella que no entiende de elucubraciones intelectuales (porque eso son cosas de los hombres), nos diría:
-"El Éxito es el resultado de la suma de una idea y de pasarla a la acción ahora mismo, multiplicado por el producto de la persistencia y de la flexibilidad, potenciado por la diversión"
Y nosotros, que nos gusta controlarlo todo, lo traduciríamos en la siguiente ecuación:
Éxito = [ (I + A2) (P x F) ] DVeamos ahora los ingredientes de la fórmula por separado, no sin antes observar que en la fórmula que se nos presenta tan sólo hay un 10% de aptitudes (que podemos conseguir mediante una preparación adecuada) frente a un 90% de actitudes (ante la vida):
1.- IDEA: Éxito = [ (I + A 2) (P x F) ] DEl primer paso para tener éxito es tener una idea clara de qué proyecto deseamos poner en práctica y de verlo como un proyecto de éxito. En éste punto, no nos va a costar visualizarnos con éxito, ya que es un factor inherente a la propia ilusión que conlleva empezar algo nuevo que deseamos. Es, en la concepción de nuestra idea de negocio, donde aplicamos nuestro 10% de aptitudes intelectuales y profesionales.
2.- ACCIÓN: Éxito = [ (I + A 2) (P x F) ] DUna vez tenemos la idea clara, debemos pasar a la acción. Si dejamos la idea en el mundo de los pensamientos, nunca se llevará a cabo. La acción es el puente que creamos las personas para hacer pasar un pensamiento a nuestra realidad. Acción, a su vez, representa determinación para llevar a cabo una tarea. Y acción, asimismo, es movimiento. En esta vida, lo que no se mueve se nos presenta como inerte, muerto. El movimiento es una cualidad innata de la misma vida. Vida es movimiento, es acción.
3.- AHORA: Éxito = [ (I + A 2) (P x F) ] D
Pero la acción no se puede dejar para mañana. El poder del ahora es el que da consciencia a la acción en un espacio intemporal: ya que el ahora no es el pasado (que ya pasó), ni el futuro (que aún está por devenir), sino que el ahora es el presente continuo. Con el ahora uno tiene consciencia a cada instante de aquello que realmente siente: tener éxito. Y este ahora es el que mueve la acción de llevar a cabo la idea de nuestro proyecto.
4.- PERSISTENCIA: Éxito = [ (I + A 2) (P x F) ] D
Como se deduce del concepto del ahora anteriormente expuesto, la acción en el ahora necesita persistencia en el tiempo. Como hemos comentado, la vida es movimiento y éste necesita de persistencia en el tiempo para llegar a su fin. Como una semilla que plantamos, deseando que se convierta en un árbol frondoso que nos cobije con su sombra, ésta necesita persistir en el tiempo en su acción por convertirse en dicho árbol. Por mucho que deseemos que la semilla se convierta en ese árbol soñado (y proyectado en nuestra mente) en una semana, la vida nos pauta los tiempos de desarrollo de las cosas y para ello necesitamos no dejar de ser persistentes con nuestra idea.
5.- FLEXIBILIDAD: Éxito = [ (I + A 2) (P x F) ] DPero a su vez, la persistencia requiere de flexibilidad, ya que el propio movimiento de una acción hace que a cada nuevo paso se cierre una pequeña etapa para iniciarse otra nueva. Este es un proceso natural del desarrollo de cualquier ente vivo, como lo es la idea de un negocio. La flexibilidad nos permite tener suficiente cintura mental para ir sorteando los retos que se nos van poniendo en el camino, y así no romper la fuerza motriz de la persistencia que nos permita ver la semilla convertida en árbol.
6.-DIVERSIÓN: Éxito = [ (I + A 2) (P x F) ] D
Y, por último, debemos de realizar todo el proceso de una manera gratificante, divertida, engrescadora. Ya que la diversión es la energía que nos da fuerzas cada día para continuar nuestro proyecto. Si por el contrario caemos en la apatía o sentimos como una carga la idea de conseguir el éxito en nuestro proyecto, seguramente tiraremos la toalla bien pronto. La diversión forma parte de la primera ley natural: disfrutar de la vida. Disfrutar de la vida es una actitud mental, una actitud personal y libre de relacionarnos con la vida.
Aquí pues, tenemos resumida la fórmula del éxito que nos da la vida. Nihil novum sub sole (no hay nada nuevo bajo el sol), como pueden ver. Todo está inventado, lo único que necesitamos es más actitud ante la vida y que las aptitudes adquiridas no nos cieguen (pues son caducas). La vida es mucho más que lo que aprehendemos en las facultades. Y si bien es cierto que el hombre, como dijo algún filósofo, no es más que un producto cultural al que se le ha impuesto una manera determinada de ver el mundo en el momento incluso anterior a su concepción, nos encontramos ante una nueva era en la que tenemos la capacidad suficiente para romper los parámetros culturales que limitan nuestra mente y hacernos libres a través de la consecución del éxito personal. Cada cuál que defina su concepto de éxito. Pero sólo hay una llave para conseguirlo: divertirse y sentirse feliz en el proceso.