El concepto de Autoridad
Interna es más propio del mundo del desarrollo personal de ciertas
escuelas de origen oriental, que del Management donde lo substituimos
por terminologías tales como Personalidad o Carácter para definir
el conjunto de rasgos y cualidades que configuran la manera de ser de
una persona y que la diferencian de los demás, destacando o
sobresaliendo en una determinada actividad o ambiente social. Pero
personalmente me gusta más el concepto de Autoridad Interna porque,
a diferencia de las definiciones sociales sobre Personalidad o
Carácter, comporta un valor añadido inestimable: la fidelidad a uno
mismo. Así pues, podemos definir la Autoridad Interna como la
cualidad de una persona -no exenta de fortaleza y valentía- de
mostrarse consigo mismo y frente al resto del mundo tal y como es, lo
que hace de la Autoridad Interna el punto de apoyo de Arquímedes
-metafóricamente hablando- para mover tanto el mundo exterior
(Desarrollo Competencial) como el mundo interior (Inteligencia
Emocional).
El hecho que un concepto
como la Autoridad Interna deba tomar relevancia en el mundo de la
gestión empresarial es, justamente, por la emergencia de una materia
clave y vanguardista en el Management: el Desarrollo Competencial,
cuya piedra filosofal es la Inteligencia Emocional, propia del mundo
no ya racional (heredera del pensamiento cartesiano), sino del mundo
emocional. Sabedores, a estas alturas, que las
ciencias empresariales demuestran empíricamente que al menos un 80
por ciento del éxito de los directivos, cuadros intermedios y
trabajadores proviene de la Inteligencia Emocional. En otras
palabras, y parafraseando a Daniel Goleman, "si no controlas tus
habilidades emocionales, si no tienes consciencia de ti mismo, si no
eres capaz de controlar tus emociones estresantes, si no puedes tener
empatía y relaciones efectivas, entonces no importa lo inteligente
que seas, no vas a llegar muy lejos". Unas habilidades que, por
otro lado, marcan los rasgos diferenciales en materia de Management
dentro de la nueva Cuarta Revolución Industrial, como así lo
manifiesta el Foro Económico Mundial en sus informes sobre futuras
tendencias económicas.
Veamos
a continuación, de manera sintetizada, los factores claves de la
formulación de la Autoridad Interna:
AI=F(T/P)
La
Autoridad Interna (AI) es igual al factor de la Fidelidad a uno
mismo (F) por la división de los productos de la Templanza (T) y la
Presencia (P).
1.-Fidelidad
a uno mismo (F)
El
primer factor que define y determina la esencia de la Autoridad
Interna es la Fidelidad a uno mismo, ya que si una persona no es fiel
a sí misma la autoridad que mueve su vida no es interna, sino
externa. Es decir, condicionada por los demás, lo que conlleva que
el rumbo que sigue su vida viene marcado por otros, por lo que nunca
perseguirá éxitos propios sino de terceros. Es por ello que para
que una persona pueda ser fiel a sí misma debe contar con tres
cualidades indisociables:
I.-Saber
Quién es:
Para
ello debe reencontrarse con sigo mismo, que es lo mismo que tener
Conciencia de quién es realmente, no de quien le han dicho que es y
debe hacer. En este punto, la persona se reconecta, reconoce y acepta
en la intimidad de su mundo emocional, su Yo Emocional.
II.-Saber
Qué Quiere:
Para
ello se debe armonizar aquello que se piensa (Yo Mental) con aquello
que se siente (Yo Emocional), pues no hay persona más perdida que
aquella que piensa una cosa y siente otra muy diferente, lo que
conlleva a tensiones internas que acaban generando estados anímicos
insanos. Una persona sabe lo que quiere cuando Pensamiento y
Sentimiento están alineados, conscientes que no podemos obligarnos a
sentir algo diferente a aquello que sentimos, pero sí a pensar en
sintonía con lo que sentimos.
III.-Saber
Qué Dirección Tomar:
Para
ello debe marcarse un objetivo. Este quizás es uno de los factores
más complicados, pues muchas personas no saben qué quieren
realmente en sus vidas y, por tanto, no hay rumbo que tomar. Pero una
vez se vislumbra el objetivo que se desea alcanzar -que puede
pertenecer tanto al ámbito personal, como profesional, y/o al
social-, las acciones que realicemos deben ir alineadas con lo que
pensamos y sentimos. Esta triple alineación
(Sentimiento-Pensamiento-Acto) es lo que da Propósito y Sentido a
nuestra vida, que a su vez reatroalimenta nuestra Motivación y
fuerza de voluntad por ser fieles a nosotros mismos: la esencia de la
Autoridad Interna.
2.-Templanza
(T)
Pero
no podemos mostrarnos con Fidelidad a nosotros mismos y al resto del
mundo, si no practicamos la Templanza. Es decir, si no cultivamos la
equilibrada cualidad del sosiego y la reflexión ante un mundo
exterior en vertiginoso cambio y transformación (in medio
virtus). Pues sin Templanza es fácil dejarse arrastrar por los
devenires de los acontecimientos que nos rodean, perdiendo así no
solo nuestro rumbo fijado, sino traicionando la propia Fidelidad
hacia nosotros mismos.
La
actitud de Templanza es aquella que busca, de manera paciente y
observadora, el momento apropiado para actuar frente a una situación,
circunstancia o hecho concreto, por convulso que sea, con el objetivo
de tomar la acción más beneficiosa para los intereses personales,
que no son otros que aquellos definidos por la Fidelidad con uno
mismo. Así pues, la Templanza es la manifestación externa de la
Autoridad Interna, sabedores que no hay Templanza sin Fidelidad
consigo mismo.
3.-Presencia
(P)
Pero
para que haya Templanza, que preserve los principios de Fidelidad con
uno mismo frente al mundo, debe de haber Presencia, que es la
cualidad de ser conscientes de lo que sucede tanto a nuestro
alrededor como en nuestro interior. La Presencia solo tiene un tiempo
de manifestación: el presente, el aquí y al hora. Por lo que no
tendremos Presencia si vivimos anclados en un pasado (que ya no
existe) o proyectados sobre un futuro (que todavía no existe), muy
propio de una sociedad enajenada de si misma.
La
cualidad de la Presencia nos permite ser conscientes de lo que
transcurre en el justo momento en el que vivimos, el único instante
que tenemos y podemos controlar, que es el espacio-tiempo concreto
en el que se pone a examen nuestra Autoridad Interna, y que
determinará la buena dirección del rumbo marcado. No podemos
manifestarnos en un estado de Autoridad Interna con nosotros mismos y
frente al mundo si no somos conscientes del presente en que vivimos.
Por ello (y sin profundizar en el tema para no extendernos), la
máxima reza que Presencia es Consciencia, y Consciencia es
Presencia, dos caras de una misma moneda que transcurren en un único
tiempo: el presente.
Así
pues, a modo de resumen de la formulación, afirmaremos que Autoridad
Interna es Fidelidad a uno mismo, pero que no hay Fidelidad a uno
mismo sin Templanza, ni Templanza sin Presencia.
Para
profundizar y conocer las prácticas y técnicas que desarrollan de
manera más extensa los diversos factores de la fórmula de la
Autoridad Interna, recomiendo la lectura de mi obra “Manual de la Persona Feliz", publicado en formato eBook de descarga gratuita.
Fiat Lux!