El dinero es un facilitador de la
vida, ya que con él podemos adquirir, como medio de pago en un proceso de intercambio
comercial, aquellos productos y servicios básicos que garantizan el buen
desarrollo de una vida digna de toda persona y su familia. Es decir, y siendo
realistas, con dinero podemos vivir en nuestra sociedad, mientras que sin dinero
nos vemos arrastrados al inframundo de la pobreza y la miseria. Y este no es un
planteamiento materialista malentendido, sino un análisis de crudo pragmatismo
social.
Es por ello que en una situación
de acueducto de crisis como el actual, donde el flujo del dinero brilla por su
ausencia con las graves consecuencias socio-económicas que ello conlleva,
necesitamos un instrumento de regulación social del dinero como es la creación
de un Banco Público, de acuerdo a 5 razones principales:
1.-La Banca Privada, que
actualmente monopoliza el control sobre el flujo del dinero, tiene cerrado el
grifo de los créditos a empresas y particulares, haciendo caso omiso a las
peticiones de apertura de los gobiernos de turno –ya sean de Madrid o de
Bruselas-, y responden tan solo a sus propios intereses partidistas de búsqueda
de beneficios privados. Lo que se traduce en una caída generalizada del consumo
y en un bloqueo en la reactivación económica del país.
2.-El Banco Público, por su
parte, se distingue en su naturaleza frente a la Banca Privada en que sus
acciones son motivadas por el interés público, es decir, son de profundo
carácter social. Y se distingue de otros actores ya existentes, como el
ineficaz Instituto de Crédito Oficial, en que no depende de las entidades
financieras privadas para conceder los préstamos, puesto que la Banca Pública
cuenta y dispone de su propio capital público.
3.-El Banco Público tiene como
objetivo principal el ser un instrumento de regulación de la liquidez del
sistema, tan necesario en el actual escenario de fragante desequilibrio social entre
ricos y pobres.
4.-El Banco Público es el único garante
en una situación de crisis, frente a la negación sistemática de la Banca
Privada, de reanimar el flujo de liquidez en forma de préstamos de naturaleza
social a las empresas para que puedan reactivar la economía productiva del
país, y a las personas y sus familias para que puedan volver a tener una vida
digna como ciudadanos de pleno derecho.
Y, 5.-La Banca Pública, en
definitiva, es un instrumento de gestión democrática de los recursos de un
Estado frente a la dictadura inhumana en la que acaba convirtiéndose la Banca
Privada en un Mercado Liberal sin más control que los tuertos Tribunales de Defensa
de la Competencia, cuya acción siempre es tardía, a destiempo, e ineficaz para
resolver los problemas de desigualdad social de la riqueza de un país de manera
efectiva y a tiempo real.
Así pues, no debemos demonizar un
Banco Público como una entidad contraria a los principios básicos de un mercado
de libre competencia, sino como un elemento clave de regulación para el buen
desarrollo de un Estado de Bienestar Social y, por tanto, un instrumento
esencialmente democrático.
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